Hola! como las trata el día?
Chicas me hacen un favor? si tienen imágenes que puedan servir para la nove me las mandan por favor (de mar, thiago, thiaguella, las que tengan!) Gracias! Un beso y que terminen bien la semana! :)
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—Estoy de acuerdo con usted
—dijo el señor Bauer, bebiendo un sorbo del té helado que le había ofrecido Lali—.
Yo creo que Nicolás Lanzani está muerto, y que lleva así doce años.
Aquel día venía vestido con
un traje color azul claro; habría resultado vulgar si no fuera porque le
sentaba estupendamente, si la camisa blanca no estuviera inmaculada y la
corbata, impecable. En el señor Bauer, un traje de seda de algodón parecía
elegante. Sus ojos habían perdido parte de aquella tristeza, sustituida por una
chispa de interés.
Estaban sentados en la sala
de estar, refrescado por el aire acondicionado. Lali se sorprendió cuando
recibió su llamada; sólo habían transcurrido dos días desde que contrató sus
servicios. Pero allí estaba, con un cuaderno apoyado en la rodilla.
—No hay rastro de él desde
la noche en que desapareció —informó—. No existen compras con tarjeta de
crédito, ni reintegros bancarios, ni pagos de impuestos de la Seguridad Social
ni declaraciones de renta. El señor Lanzani no era un delincuente, así que no
necesitaba cambiar de nombre ni desaparecer de forma tan fulminante. Así pues,
lo más lógico es que esté muerto.
Lali lanzó un profundo
suspiro.
—Eso es lo que había pensado
yo. Pero quería asegurarme antes de empezar a hacer preguntas.
—Supongo que será consciente
de que, si lo asesinaron, las preguntas que haga pondrán muy nervioso a
alguien. —Tomó otro sorbo de té—. La situación podría volverse peligrosa para
usted, querida. Tal vez sería mejor no abrir esa puerta.
—Ya he pensado en la
posibilidad de que haya peligro —admitió Lali—. Pero teniendo en cuenta la
relación que tenía mi madre con él y el hecho de que todo el mundo cree que se
fugaron juntos, a nadie sorprenderá mi interés. Mi descaro, puede, pero no mi
interés.
Él rió levemente.
—Supongo que dependerá de
cómo sean las preguntas. Si usted se presentara y dijera que en su opinión el
señor Lanzani fue asesinado, eso atraería gran atención. —Se puso serio y
suavizó el tono—. Mi consejo es que lo olvide. El asesinato, si es que lo hubo,
tuvo lugar hace doce años. El tiempo borra muchas huellas, y usted no tiene
pruebas que le indiquen por dónde empezar. Es probable que no encuentre nada,
pero en cambio puede ponerse en peligro.
—¿Ni siquiera intentar
averiguar lo que sucedió? —preguntó Lali con suavidad—. ¿Y dejar impune un
asesinato?
—Ah. Está usted pensando en
la justicia. Es un concepto maravilloso, si uno dispone de medios para llevarlo
a la práctica. Pero en ocasiones hay que sopesar la justicia con otras
consideraciones, y por medio está la realidad. Probablemente al señor Lanzani
lo asesinaron. Probablemente su madre esté implicada, por el hecho de saberlo,
si no de haber tomado parte. ¿Podría asimilar eso? ¿Y si murió de forma
accidental pero ella fuera acusada de homicidio? El nombre de Peter Lanzani es
muy poderoso; ¿cree usted que él dejaría sin castigar la muerte de su padre? Lo
peor que podría pasar, naturalmente, es que su muerte no haya sido accidental.
En ese caso, querida, estaría usted claramente en peligro.
Lali suspiró.
—Mis motivos para querer
averiguar lo que le ocurrió no son enteramente altruistas. De hecho, son más
bien egoístas. Quiero vivir aquí, éste es mi hogar, aquí es donde crecí. Pero
no seré aceptada mientras todo el mundo piense que Nicolás se fugó con mi
madre. Los Lanzani no quieren verme aquí, Peter está poniéndome las cosas
difíciles. No puedo hacer las compras en Prescott, no puedo ponerle gasolina al
auto. A no ser que demuestre que mi madre no tuvo nada que ver con la
desaparición de Nicolás, jamás tendré un amigo en este lugar.
—¿Y si demuestra que ella lo
mató? —preguntó suavemente el señor Bauer.
Lali se mordió el labio e
hizo girar el vaso frío y húmedo entre las manos.
—Ése es un riesgo que tendré
que correr. —Lo dijo en voz baja, casi inaudible—. Sé que si ella es culpable
no podré vivir aquí. Pero saber lo que ocurrió de verdad, por muy malo que sea,
no lo será tanto como no saberlo. Es posible que no descubra nada, pero voy a
intentarlo.
El detective suspiró.
—Ya imaginaba que diría eso.
Si no le importa, me gustaría hacer unas cuantas preguntas por la ciudad, sólo
por curiosidad. A lo mejor la gente me dice algo que no le diría a usted.
Aquello era cierto. Ahora
que se sabía quién era, la mayoría de la gente se cerraría alrededor de ella
antes que desafiar a Peter. Aun así, el señor Bauer ya había terminado el
trabajo para el que Lali lo había contratado.
—No puedo permitirme que
investigue más —dijo sinceramente.
Él agitó la mano para descartar
la idea.
—Esto es por curiosidad mía.
Siempre me han gustado los buenos misterios.
Lali lo miró dudosa.
—¿Alguna vez eso le ha impedido
cobrar los honorarios normales ?
—Pues no —admitió él,
riendo—. Pero no necesito el dinero, y me gustaría saber qué le sucedió al
señor Lanzani. No sé cuánto tiempo podré seguir trabajando, tal como está mi
corazón. Probablemente no será mucho, de modo que voy a emplear el tiempo sólo
en casos que me interesen. En cuanto al dinero... Bueno, digamos que en este
momento no me hace mucha falta.
Ahora que su mujer había fallecido,
quiso decir. De pronto se enfrascó en repasar sus notas, y Lali supo que estaba
luchando una vez más por contener las lágrimas. Le concedió la dignidad del
fingimiento y le preguntó si quería un poco más de té helado.
—No, gracias. Estaba
delicioso, perfecto para este calor. —Se puso de pie y se estiró el traje—. Le
informaré si obtengo alguna respuesta interesante. ¿Hay algún motel en la
ciudad?
Lali le indicó cómo llegar
al motel mientras salía con él al porche.
—Cene conmigo esta noche —lo
invitó en un impulso, pues no le gustaba la idea de que cenase solo conformándose
con un bocadillo.
Él se sonrojó hasta la raíz
del pelo.
—Será un placer.
—¿Le importaría que cenemos
a las seis? Prefiero que sea temprano.
—Yo también, señora Martínez.
A las seis, entonces.
Sonreía cuando se encaminó
alegre y satisfecho en dirección a su auto. Lali lo contempló arrancar y
marcharse y después regresó al trabajo que había dejado abandonado al llegar
él. Estaba deseando que llegara la hora de cenar; decididamente había
desarrollado un sentimiento de ternura por el señor Bauer.
El detective llegó puntual a
las seis, tal como ella había previsto, y se sentaron a disfrutar de una cena ligera a base de chuletas de cerdo a
la brasa, arroz al azafrán y fríjoles verdes. Él no dejaba de mirar a su
alrededor, absorbiendo los pequeños detalles: las servilletas de lino
almidonado, el fragante centro de diminutas rosas silvestres, los aromas de la
comida casera, y Lali supo que echaba de menos todo aquello desde la muerte de
su esposa. Se recrearon en el postre, un sorbete de limón con el grado exacto
de acidez. Hablar con él resultaba fácil; era muy anticuado, y a Lali eso le
pareció reconfortante. Había sido tan escasa la consideración de cualquier tipo
que tuvo durante niñez que ahora la apreciaba doblemente.
Eran casi las ocho cuando
alguien llamó a la puerta con un único golpe. Lali se puso rígida; no
necesitaba abrir para saber quién esperaba al otro lado.
—¿Ocurre algo malo?
—preguntó el señor Bauer, demasiado perspicaz para no darse cuenta del cambio
de su semblante.
—Creo que está usted a punto
de conocer a Peter Lanzani —dijo ella al tiempo que se levantaba y se dirigía a
la puerta. Como de costumbre, el corazón le latía demasiado deprisa y con
demasiada violencia ante la perspectiva de ver a Peter, de hablar con él.
Aquello no había cambiado en más de quince años; bien podía seguir teniendo
once años, obnubilada por su héroe.
Estaba anocheciendo, los
largos días de primavera se resistían a ceder su luminosidad. La silueta de Peter
se recortaba contra el pálido color ópalo del cielo, una figura alta y de
hombros anchos, sin rostro.
—Espero no haberte
interrumpido —dijo, pero había en su tono una connotación dura que indicó a Lali
que le importaba un bledo si la interrumpía o no.
—Si así fuera, no habría
abierto la puerta —repuso ella al tiempo que le franqueaba el paso. No pudo
borrar el desafío que se advertía en su propia voz, aunque intentó suavizarlo
por respeto al señor Bauer.
La sonrisa de Peter no fue
más que un acto de enseñar los dientes cuando se volvió hacia el señor Bauer,
el cual se había levantado cortésmente de su asiento al entrar él. De pronto la
habitación pareció demasiado pequeña, llena y dominada por la presencia
masculina y vital de Peter, repartida en todo su tamaño. Llevaba una camisa
blanca, pantalones negros y botas, y tenía más que nunca el aspecto de un
pirata. Sus dientes lanzaban destellos blancos, igual que un diamante.
—Ya hemos terminado de cenar
—dijo Lali en tono neutro, recuperando el control—. Señor Bauer, éste es Peter
Lanzani, un vecino. Peter, Andrés Bauer.
Peter le tendió la mano, que
atrapó la del detective, más pequeña.
—¿Amigo o socio? —preguntó,
como si tuviera derecho a aquella información.
Al señor Bauer le chispearon
los ojos, y arrugó la boca con gesto pensativo al tiempo que recuperaba su
mano.
—Bueno, yo diría que ambas
cosas. ¿Y usted? ¿Es amigo, además de vecino?
—No —dijo Lali.
Peter le lanzó una mirada
rápida y dura.
—No exactamente —dijo.
Los ojos del señor Bauer
chispearon aún más.
—Comprendo. —Cogió la mano
de Lali y se la llevó a los labios para un beso de cortesía y después le
depositó otro en la mejilla—. Tengo que
irme, querida, mis viejos huesos quieren descansar, últimamente mi horario
parece el de un bebé. Ha sido una cena encantadora. Gracias por invitarme.
—El placer ha sido mío —dijo
ella, palmeándole la mano y besándolo en la mejilla a su vez.
—Llamaré —prometió cuando se
dirigía a la puerta. Igual que había hecho por la mañana, Lali aguardó en la
puerta hasta que él estuvo en el auto y se despidió con la mano cuando dio
marcha atrás para salir del camino de entrada.
Continuará...
Encontro en Bauer alguien k esta dispuesto a ayudarla.Jajaja,amigo y socio,Bauer 1,peter 0.Ahora k se quedan solos quiero saber k le va a proponer Peter,xk ya tiene la idea fija y va x eso.
ResponderEliminarYo tambien quiero saber lo que viene a proponerle...me encanta la nove
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