lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Feliz Navidad!



Hola! como andan?
Paso para desearles una muy feliz navidad y prospero año nuevo :) Espero que lo pasen super bien junto a su familia, amigos y demás.
Un beso enorme!
PD: Como época de navidad, en una pagina llamada Wattpad (felicito a la que la conoce) estoy publicando una historia, que no es laliter....si se animan acá les dejo el link http://www.wattpad.com/10201576-mi-mejor-regalo-eres-t%C3%BA  Gracias!! que tengan unas lindas fiestas!

PD2: Para todas las chicas de regalo les dejo esta foto (jajaja babeen un poco, está permitido)


sábado, 15 de diciembre de 2012

No tener nada


Como en el título de entrada y por muy avergonzada que esté no tengo nada! He sido una floja y no he buscado nove alguna para ustedes...Se me ocurre subirles "Busco al Señor Perfecto" (no me acuerod de quien era, si de Mar_Cha o Caparatodos) , no se si les parece, o si ustedes tienen una que quieren que suba...
Espero sus comentarios!
Besos

sábado, 8 de diciembre de 2012

Esperando el regreso


Hola mis queridas y fieles lectoras!
Debo contarles la feliz noticia que ayer, por fin, sali del colegio...ahora tengo mucho tiempo para recuper el perdido :)
No puedo evitar contarles que esta felicidad viene con un poco de nostalgia, pues verán ayer me licencie de 8° básico y algunos de mis compañeros era su ultimo día con el uniforme del colegio al que voy...bueno, esa es otra historia! jijij
Espero pronto subirles, aun no se si subir mejor una nove que ya fue subida o subir la mia, aunque eso llevará tiempo, ya que apenas la he tocado y queda mucho por arreglar.
Pronto volveré a aparecer y espero que sea para poder subir el primer capítulo.
Besos!

jueves, 15 de noviembre de 2012

"De paso"


Hola, como andan?
Pasaba para saber que se ha hecho de sus vidas durante este tiempo...la mía sigue igual de ajetreada, con pruebas por doquier y mil y una presentaciones con el coro de mi colegio :/
Espero poder subir pronto alguna historia para poder entretenerlas!
Un beso :)

PD: Miren la cara de Peter jijijj

lunes, 29 de octubre de 2012

Receso


Hola, como andan?
Últimamente no ando muy atenta al blog, pero como les dije, mis estudios están a full y el poco tiempo que tengo para mi, parece ser muy poco. Lamentablemente, esto no parece terminar...
Me gustaría subir la nove, pero no está terminada y me da cosa dejarlas con la nove a punto caramelo y luego dejar de subir.
Espero verlas pronto...Gracias Chari, Irene e Inma por estar siempre :)
Un beso enorme! 
Nos vemos!

sábado, 20 de octubre de 2012

Intervención Creativa 2


Hola, como andan? 
Mil perdones por la desaparición, pero he estado ocupada con exámenes de fin de año, además de que la nove que voy a subir era de ya hace un buen tiempo y le estoy haciendo correcciones.
Por favor, tengan paciencia...
Besos!

domingo, 14 de octubre de 2012

Nueva Nove 2


Hola, como andan?
Chicas publico para avisarles que deje una encuesta, para que puedan votar por lo que ustedes quieran :)
Espero sus votos jajaj
Besos!

sábado, 13 de octubre de 2012

Nueva Nove


Hola!, como andan?
Yo luchando contra la rabia! ¬¬"
No saben lo que paso, la nove que iba a subir, no podrá ser...:(
Estoy en proceso de una, pero no es Laliter, aun la querrían leer? Aunque puedo buscar entre los archivos una que nunca termine, que si era Laliter.
Qué opinan? Espero sus comentarios...


miércoles, 10 de octubre de 2012

¡Feliz cumple Lali! :)


Feliz cumple a una de las personas más grosas de este mundo! :) También felicidades a ti, Chari por la nueva noticia! Muchos saludos para ti, tu familia y al pequeño nuevo integrante :) Besos.

lunes, 8 de octubre de 2012

#HastaSiempreTeenAngels

No hay muchas palabras en estos momentos...Siempre los hechos ocurridos rápidamente te dejan sin palabras, sin la creencia de lo ocurrido.





Es lindo despedirse con un Hasta Siempre...porque inevitablemente, estas seis personas en la foto, nos marcaron dejando un camino de amistad, de amor...llenos de esperanza, porque si los sueños de ellos se volvieron realidad, los nuestros también pueden serlo.









domingo, 7 de octubre de 2012

Intervención creativa :)


Hola, como andan? 
Les gusto el final de la nove? (no hay segunda temporada, se me quedo el Continuara por costumbre jeje )
Sobre si voy a subir otra nove; eso está en proceso...No se cuando voy a subirla, ni de que se tratará, pero ya tengo más o menos la idea.
Espero comenzar a subirla pronto.
Besos y que comiencen bien su semana :)

sábado, 6 de octubre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 40 Final


Hola, como andan?
Lo siento por la desaparición...pero para su alegría, termine esta agotadora semana con un estupendo resultado! :)
Hoy, pensé en hacer maratón, pero me di cuenta que quedaba UN SOLO CAPÍTULO! jajaja
El capítulo de hoy va dedicado para Flopy Musa 
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—Por fin he descubierto que todo tiene sentido —comentó de forma enigmática.
—¿A qué te refieres? —preguntó él.
—A lo que dijo Cristina cuando desperté en su cabaña —contestó, frunciendo el ceño, concentrada—. Dijo que había llegado justo a tiempo, que el clan estaba a salvo del desastre. Eso tiene algo que ver con tu tío, ¿verdad?
Peter gruñó.
—Supongo que Pamela te lo dijo.
Ella sonrió con inocencia.
—Has sido tú el primero en mencionar su nombre, no yo.
—Sí, bueno… No es ningún secreto que deba ocultar.
Tenía que casarme antes de los veinticinco años.
Si no podía proporcionar un heredero al clan para entonces, el liderazgo del clan pasaría al siguiente en la línea de sucesión, es decir, a mi tío. Ese era el desastre al que se refería Cristina. De haber puesto las manos sobre el pueblo, habría echado a la mitad de la población y vendido sus casas para hacer adosados donde pudieran vivir sus clientes ricos del sur.
—Ya veo —murmuró—. Y no podías dejar que algo así sucediera, ¿verdad?
—No, Lali, no podía —admitió con seriedad.
Pamela no había mentido en aquel caso. Estaba obligado a casarse. Se mordió el labio e hizo acopio de valor para preguntar:
—¿Quieres decir que te habrías casado con ella? ¿Lo habrías hecho de ser necesario, para mantener tu posición como jefe del clan?
Peter respiró profundamente. De inmediato se arrepintió por haberlo colocado en una posición tan delicada.
—Bueno, no importa —añadió.
—No te preocupes —dijo, mirándola—. Sí, lo habría hecho. Me habría casado con ella por mucho que la detestara. En ciertas ocasiones, la responsabilidad de mi puesto me exige que haga sacrificios, por dolorosos que sean.
Lali pensó con amargura que había estado a punto de obligarlo a sacrificarse por culpa de su ceguera.
—Pamela debía saberlo —murmuró—. Eso explicaría por qué estaba tan desesperada por alejarme en el Gran Lanz.
Peter asintió.
—Sí. Su mente funciona así —dijo, recobrando la sonrisa—. Pero si no recuerdo mal, acabo de advertírtelo. Te dije lo que pasaría si volvías a mencionar su nombre.
—Lo sé, lo sé…
Intentó librarse de su abrazo, pero él se inclinó y la besó de forma tan apasionada que consiguió que se olvidara de todo. Lali inclinó hacia atrás la cabeza y dejó que continuara besándola en el cuello y en los hombros, una y otra vez.
Al final, Peter se apartó un poco y ella recobró el aliento.
—Estás preciosa a la luz del día —susurró él—. Pero bajo la luz de la luna resultas cegadora.
Lali sintió un nudo en la garganta.
—Creo que será mejor que cambiemos de conversación antes de que olvidemos dónde nos encontramos —dijo, extendiendo una mano—. ¿Puedes decirme cómo es posible que Cristina tuviera este anillo? ¡Fíjate! Es precioso, y del tamaño adecuado. Tal y como había dicho.
Peter sonrió. Sus dientes blancos brillaron bajo la luz de la luna.
—¿Quién puede saberlo? Cristina hace cosas que no tienen explicación. Si empezara a caminar sobre las aguas nadie se extrañaría.
El sentimiento de culpa asaltó nuevamente a Lali, de improviso.
—Creo que voy a mencionar de nuevo a Pamela.
—Si es necesario… —gimió él.
—Sí, cariño, debo hacerlo. Debemos empezar nuestro matrimonio sobre ciertas bases. No quiero que existan secretos entre nosotros de ahora en adelante. Y tengo algo que confesar.
Peter se llevó una mano a la cabeza, horrorizado.
—No me digas que ya estás casada y que tienes dos hijos.
—Estoy hablando en serio —espetó, respirando profundamente—. Dijiste que mi enfrentamiento con Pamela fue la última prueba. Pero no estuve a la altura. Me engañó por completo. De no haber sido porque Cristina se presentó y me indujo a no confiar en ella, aún estaría sentada en mi dormitorio. No llevaría este collar, ni este anillo de compromiso.
—¿Cristina subió a tu habitación? —preguntó completamente asombrado.
—Sí.
—¿A qué hora, exactamente?
—Unos cinco minutos después de que llamaras a mi puerta.
Peter movió la cabeza en gesto negativo.
—Debes haberlo imaginado. Cristina no salió del salón mientras estuve allí. Cameron es testigo. Precisamente estuvimos charlando los tres sobre ciertas becas para que los niños del pueblo puedan ir a la universidad.
Lali sonrió.
—Lo siento, cariño, pero te equivocas. Vino a mi habitación, te lo aseguro. Sólo estuvo unos minutos, pero…
No terminó la frase. Su voz se quebró al recordar que había cerrado la puerta con llave, al recordar que no la había oído entrar, ni salir.
—Ahora que lo pienso debes tener razón —dijo, nerviosa—. He debido imaginármelo.
Frente a ellos, más allá del pueblo y en las alturas del Eudamón, una llama azul brilló durante unos segundos, antes de desaparecer. Peter la abrazó y la atrajo hacia si.
—Deben ser los amigos de Cristina, que están celebrando nuestra unión —murmuró con suavidad a su oído.
—Si —suspiró ella con placer—. Supongo que sí.
Lali pensó en leyendas y en espíritus. En mujeres que podían predecir el futuro y tener el don de la ubicuidad. Casi podía escuchar las risas de los duendes en el aire tranquilo de la noche. Definitivamente, se dijo que había algo mágico en aquel lugar. Pero la verdadera magia consistía en estar en brazos del hombre que amaba.
—Volvamos a casa, cariño —murmuró Lali—. Está empezando a hacer frío.

Continuará...

miércoles, 3 de octubre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 39


Hola, como andan?
Como verán hay cambios en el blog. Si alguien se le ocurre algo choro para poner dígalo libremente! jejejeje
Capítulo dedicado a Karen niño, primera en firmar y llenar de firmas! jiji
Me ha ido bien en mis actividades y estoy muy feliz, aunque bastante cansada.
Vamos, vamos Inma que recién comienza! jjijij últimamente el año pasa demasiado rápido, vas a terminar el año y ni si quiera te vas a dar cuenta! jajaja
Un beso enorme y nos vemos pronto!
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—Tenía doce años cuando se lo prometí —añadió—. Yo estaba estudiando en la universidad de Brasil y me hice amigo de un estudiante llamado Humberto Rusell. Sus padres poseían una gran mansión a las afueras de la capital. En aquella época estaba muy centrado en mis estudios, pero los padres de Humberto insistieron en que pasara los fines de semana en su casa.
Peter se detuvo durante unos segundos antes de continuar.
—Eran una pareja muy agradable, y de hecho sigo en contacto tanto con ellos como con su hijo. Les devolví la hospitalidad invitándolos durante las vacaciones. Y fue una experiencia muy agradable, salvo por Pamela. Era la hermana menor de Humberto. Dime una cosa, Lali, ¿es normal que una chica de doce años se declare a un hombre de dieciocho?
—Bueno, a los doce años yo estaba enamorada de un cantante pop estadounidense —admitió incómoda.
—Eso es distinto —puntualizó—. Probablemente, no era más que un póster en la pared de tu dormitorio. Pero yo tenía que vivir bajo el mismo techo que ella. ¿Tienes idea de lo embarazoso que puede ser tener que enfrentarte a una niña que no deja de coquetear contigo? Por fortuna no lo hacía cuando sus padres estaban cerca. Era demasiado inteligente —suspiró con desesperación—. Le prometí que me casaría con ella cuando fuera mayor porque pensé que sólo era un capricho infantil que desaparecería con la edad.
Lali ya tenía una idea bastante aproximada de aquella niña mimada y retorcida.
Peter rió, burlándose de su propia estupidez.
—Debí ponerla en su sitio entonces, pero tenía miedo de que se echara a llorar. De todas formas, los niños suelen olvidar ciertas fantasías cuando crecen. Sin embargo, ella no lo hizo. Terminé los estudios y comencé a trabajar, y pasado cierto tiempo, volví a ponerme en contacto con sus padres, a los que invité a venir siempre que quisieran.
—Y Pamela ya había crecido —dijo ella, recordando su belleza.
—No la reconocí hasta que abrió la boca y empezó a coquetear conmigo. Tal vez hubiera crecido, pero en su interior sólo latía una ambición desmesurada y una vanidad similar. Le hice saber que no estaba interesado en ella, de la manera más educada posible, pero es una de esas personas que no aceptan una negativa por respuesta. La mimaron demasiado, y le resulta inconcebible no poder salirse siempre con la suya.
—Supongo que tomó la invitación de que podía visitarte cuando quisiera de manera demasiado literal, ¿no es así?
—En efecto. Se presentaba en casa con cierta regularidad. Normalmente para pasar algún fin de semana. Y tiene un talento especial para llevarse mal con todo el mundo.
—Y tú eres demasiado educado como para decirle que no era bienvenida.
Peter sonrió con cierta amargura.
—No era fácil. Me llevo bien con sus padres. Estaba más preocupado por sus sentimientos que por herirla a ella. No creo que sean conscientes del monstruo que han criado.
Lali se dijo a sí misma que al menos había aprendido una lección aquella tarde. A pesar de sus engaños y de sus malas artes, no había conseguido el amor de Peter. Pero no dudaba que ya estaría afilando las uñas para intentar cazar una víctima más indefensa.
Hizo ademán de comentar algo, pero Peter puso la mano sobre su boca y la amenazó en tono de broma.
—Dejemos de hablar sobre Pamela. Si vuelves a mencionar su nombre esta noche, tendré que tomar medidas drásticas. Y te daré algo más en lo que pensar.
Apartó la mano y Lali lo miró.
—Sólo iba a decir que si vuelve a aparecer por aquí le sacaré los ojos —sonrió, bajando la mirada—. En cuanto a las medidas drásticas, sólo soy una chica indefensa, y tú un hombre fuerte y poderoso que…
—No tientes al destino —dijo con voz ronca—. Hay una pradera muy prometedora cerca de aquí.
Peter se inclinó sobre ella y la besó.
—Espera a que regresemos a casa, cariño. El jefe de un clan no debe retozar sobre la hierba con su mejor traje. No sería digno.
La luz de la luna iluminaba su pelo oscuro y reflejaba con claridad el brillo de humor de sus ojos.
—Este jefe de clan, en particular, prefiere la pasión a la dignidad. Sobre todo cuando tiene a una mujer tan arrebatadora como tú entre los brazos.
—Me pregunto de qué color tendrán los ojos nuestros hijos —murmuró—. Los tuyos son verdes, y los míos negros.
—Todas las niñas heredarán el color de tus ojos. Y todos los niños el mío —aseveró con firmeza.
—¿Todos? —rió ella—. ¿Cuántos piensas tener?
—Bueno… Tenemos una casa bastante grande, con multitud de habitaciones.
—Al menos veinte.
Peter acarició su mejilla con delicadeza, despertando todo tipo de emociones en su interior. Aquel simple contacto significaba más que todas las palabras de amor del mundo.
—Con dos bastará —dijo él—. Una niña tan bella como su madre. Y un niño fuerte y valiente que pueda convertirse en el próximo jefe del clan.
—Te prometo que te los daré —susurró—. Te daré hijos de los que puedas estar orgulloso.
Lali permaneció en silencio unos segundos, antes de declarar con determinación:
—Quiero que Cristina sea su madrina. ¿Podrías pedírselo en mi lugar?
Su elección mereció la aprobación inmediata de Peter.
—Por supuesto. Estará encantada.
Lali pensó que todo se lo debía a Cristina. De no haber sido por ella, no se encontraría con su amor en aquella playa, haciendo planes para el futuro. De no haber aparecido en su habitación para advertirla sobre Pamela podría haber sucedido cualquier cosa. Pero una vez más, intentó apartar lejos de sí el sentimiento de culpa.
Empezaron a pasear de nuevo, agarrados del brazo.
Aquél era un instante que recordaría con el paso de los años, cuando todo estuviera nevado y los troncos ardieran en la chimenea. No podía dejar que nada rompiera la magia del instante. Pero a pesar de todo, había algo que necesitaba saber.

Continuará...

lunes, 1 de octubre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 38



Hola, como andan? como estuvo su Lunes?, el mío un poco ajetreado...
Como saben subo rapido! jjeeje
Besos :)
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La luz de la luna iluminaba la playa mientras el mar, tranquilo, batía la orilla una y otra vez.
La música de la fiesta llegaba desde la casa, a través de los árboles, y Peter la abrazaba con fuerza.
—Si tienes frío podemos regresar —murmuró.
Lali acarició sus labios.
—Aún no, cariño. Quiero acostumbrarme a la idea de que serás mío. De todas formas, creo que tienes que explicarme unas cuantas cosas.
Peter se inclinó sobre ella y la besó.
—Creo que se me ocurren mejores maneras de pasar el tiempo.
Apretó las manos sobre su talle, impaciente, guiado por la fuerza de su deseo, y el pulso de su amante se aceleró de inmediato, hasta que al cabo de unos segundos se apartó de ella y rió.
—¡Dios mío, Lali! Tus maravillosos ojos negros, tu precioso cuerpo y el sonido de tu voz despiertan en mí sensaciones incontrolables. Empiezo a pensar que verdaderamente eres una bruja marina enviada para volverme loco de deseo.
Continuaron paseando por la playa, abrazados. Las luces del pueblo se reflejaban en las aguas de la bahía. Lali sintió la necesidad de asegurarse de que aquello no era un sueño y se llevó la mano a la garganta para tocar el collar.
—Es tan maravilloso —suspiró.
—¿Estás dispuesta a pasar el resto de tu vida en este lugar? —preguntó con tranquilidad.
—Por supuesto, cariño —contestó—. Es extraño, pero me siento como si perteneciera a este pueblo, como si siempre hubiera pertenecido a él. Lo amo casi tanto como a ti.
—Sí —dijo encantado—. Precisamente por eso debía asegurarme. La mayor parte de las personas vienen aquí de vacaciones, se quedan un par de semanas y piensan que es maravilloso. Pero después empiezan a echar de menos las cosas que ofrece una gran ciudad. Y temía que te sucediera algo parecido. No podría haber soportado que te sintieras mal por ello.
—Esas personas se equivocan. Me he divertido mucho más aquí que en Buenos Aires. La gente es más amable, y además, ¿quién necesita los atascos de tráfico, el aire contaminado y todo lo demás? —preguntó con una sonrisa—. Créeme. Esto es un paraíso, y no quiero marcharme nunca.
Peter la abrazó con más fuerza, afectuosamente.
—Es lo que esperaba que sintieras. Pero hasta ahora no había estado seguro. Pero demostraste el compromiso que sentías por esta tierra cuando supe que estabas aprendiendo portugués. Todo el mundo quedó impresionado. El viejo Cameron no se había mostrado tan encantado con nada en toda su vida.
—No es tan importante. Si viviera en Londres, aprendería inglés.
—Sí, pero de todas formas has demostrado interés por nuestro idioma, y ésa es la prueba que necesitaba —observó, mirándola—. ¿Quién te ha enseñado? ¿La señora Belén?
—No. Fue el joven Jaime. Por eso lo veía casi todas las tardes. Pero me aseguré de que fuera un secreto entre nosotros. Tenía miedo de no conseguirlo.
Peter rió de buena gana.
—Nadie se habría burlado de ti, mi deliciosa bruja. Te habría enseñado yo mismo si me lo hubieras pedido.
—Quería darte una sorpresa.
—Sí, desde luego estás llena de ellas, ¿no es cierto? Cuando te vi por primera vez, tumbada en la cama de la casa de Cristina…
—Desnuda —lo interrumpió, sonriendo al recordarlo—. Nadie estaba más sorprendida que yo. Te vi y pensé que era un sueño.
Estuvieron en silencio un buen rato, escuchando el sonido de las olas, hasta que Lali se detuvo y miró a su prometido con fingido resentimiento.
—No fuiste muy amable conmigo a la mañana siguiente, ¿recuerdas? Pensé que eras una especie de ogro malhumorado.
—Y tú te comportaste como una chica de ciudad, con un ordenador en lugar de corazón —bromeó—. Me amenazaste y dijiste que mantuviera alejadas las manos de ti.
Lali le dio un golpecito en las costillas.
—Tenía razones para estar enfadada. Tendrás que admitir que no todos los días te despiertas y te dicen que has sido elegida por unos espíritus para ser la esposa de un hombre que no conoces. ¿Qué habrías hecho tú? —preguntó con una sonrisa—. Sin embargo, las cosas son diferentes ahora. Puedes tocarme cuando quieras.
—Tengo que reconocer que no fui muy delicado contigo. Pero a pesar de lo ocurrido nos enamoramos, ¿no es cierto?
—Mmmm. Bueno, yo sabía que me había enamorado de ti, pero no estaba segura de que fuese mutuo —contestó después de considerarlo.
Peter acarició su largo pelo oscuro sintiendo la suave textura entre los dedos. Después, la besó en la punta de la nariz.
—Me enamoré de ti en cuanto te vi aquella primera noche, en la biblioteca, frente al fuego. Tu piel brillaba con una tonalidad dorada y eras tan apetecible como un melocotón maduro.
El recuerdo bastó para que Lali se estremeciera.
—Sí lo recuerdo vagamente —susurró.
—Si quieres, te refrescaré la memoria cuando regresemos a casa —murmuró a su oído—. Nos lo tomaremos con calma, muy despacio.
—Supongo que podría ayudar…
La atrajo hacia sí y la besó en los párpados y en la boca.
—El Gran Lanz no terminará hasta pasada la medianoche. Creo que deberíamos hacer una visita a la biblioteca ahora mismo.
Ella rió.
—No creo que sea buena idea. Creo que vi a Ingrid con su novio hace un rato.
—Maldita sea —gruñó—. Esos quinceañeros son todo un problema. No tienen ningún respecto. En fin, será mejor no estropearles la fiesta.
—Muy bien. Eso significa que tienes mucho tiempo para explicarme lo de Pamela. Desapareció en cuanto me diste el collar.
—Yo diría que ahora debe estar a medio camino de Brasil, con el rabo entre las piernas.
Su tono le sorprendió.
—No te gustaba demasiado, ¿verdad?
—Digamos que lo siento por ella —se encogió de hombros.
—Pues yo no —declaró—. Y tampoco lo sentirías tú si hubieras escuchado las cosas que dijo. Las mentiras que dijo.
Peter rió.
—Imaginé que había hablado contigo.
—¿Lo adivinaste?
—Cuando te encerraste y dijiste que me marchara, supe que Pamela era la culpable.
—Es cierto que me engañó —comentó con amargura—. Es tan buena actriz que consiguió hacerme sentir pena por ella. ¿Por qué no me advertiste? Cuando te pregunté, dijiste que no era asunto mío.
Peter intentó diluir su disgusto con un beso.
—Te pedí que confiaras en mí, ¿recuerdas?
—Sí, y confiaba en ti. Aunque no podía comprender las complicadas maquinaciones de tu mente. Esperaba que tuvieras una buena razón.
Sus ojos verdes la miraron con intensidad.
—Pamela fue nuestra prueba final. Es una gran manipuladora. Si no hubieras podido manejarla, no me habría parecido justo que nos uniéramos. Al casarte conmigo tendrás una serie de obligaciones sociales que entiendo que te desagraden. Por otra parte, la primera dama del clan debe ser lo suficientemente perceptiva como para poder ver a través de la afectación, de la pretensión y del engaño. En tu posición sufrirás la presión de personas como ella. Puede que no sea una vida tan hermosa como hayas imaginado.
—No necesito que mi vida sea un camino de rosas, cariño —dijo con sinceridad—. Sólo necesito tu amor.
Peter la abrazó y la besó en la oreja.
—Es tuyo, para siempre.
—¿Significó algo para ti en algún momento? Me dijo que le habías prometido que te casarías con ella. ¿Estaba mintiendo?
—No exactamente —admitió.
—¿Qué quieres decir con eso? ¿Se lo prometiste o no?
—Sí.
—Ya veo…
El encantamiento parecía estar a punto de romperse.

Continuará...

domingo, 30 de septiembre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 36 y 37


Se lo merecen! jajaja espero que lo disfruten!
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Observó su reflejo en el espejo del dormitorio. Estaba pálida, y tenía los ojos enrojecidos. Se bajó la cremallera del vestido, que cayó al suelo. Lo recogió, lo colocó en el respaldo de una silla, y se puso el chándal.
Se tumbó en la cama, intentando despejarse, acallar los dolorosos latidos de su corazón traicionado. Oyó que comenzaba a sonar la música en el salón, y se llevó las manos a los oídos. Cerro fuertemente los ojos, pero la imagen de su rostro seguía allí, con una mirada de burla en los ojos verdes y los labios arqueados en una sonrisa cínica.
Un golpe en la puerta la sobresalto y se sentó en la cama. Volvieron a llamar con más insistencia. Debía ser él. Nadie más podía llamar con tanta fuerza.
Se levantó y gritó:
—¡Lárgate!
—¿Lali? Soy Peter ¿Qué te pasa? Déjame entrar.
—¡No! —gritó—. No estoy dispuesta a salir. Ya lo sé todo sobre ti. Lárgate y déjame en paz.
Peter giro varias veces el picaporte Después se hizo el silencio. Lali esperaba que tirase la puerta abajo. Al ver que no ocurría nada, se acercó con precaución y oyó que sus pasos se perdían en la distancia. Cuando estuvo segura de que se había marchado, caminó desconsolada hasta la ventana y se quedó mirando el pueblo. Iba a echar de menos la paz de aquel lugar, el precioso paisaje y la gente amistosa. Le habría gustado pasar allí el resto de su vida, pero había llegado el momento de enterrar su sueño roto.
El único consuelo que podía encontrar era que al menos le estaba negando el placer de humillarla en público. No soportaba la idea de que la hubiera estado utilizando con tanta sangre fría. Y, según Pamela, sólo era la última en una larga lista de víctimas. No comprendía cómo una mujer podía estar dispuesta a casarse con un hombre como él. Sabía lo difícil que resultaba olvidar los antiguos hábitos, y dudaba que un hombre con tal instinto depredador fuera a cambiar después de contraer matrimonio.
—¿Lali?
Se volvió sorprendida, y vio a Cristina en mitad de la habitación, con una sonrisa triste en el rostro.
Boquiabierta, miró la puerta y volvió a mirar a la anciana.
—¿Cómo has entrado? La puerta está cerrada con llave.
—No deberías confiar mucho en las cerraduras de esta casa. A veces funcionan, y a veces no.
—¿Te ha enviado Peter? —preguntó con desconfianza.
Cristina negó con la cabeza.
—Nadie me ha enviado. Pero Pamela está abajo, comportándose como el gato que ha cazado al ratón. Ha estado hablando contigo, ¿verdad?
—En efecto —respondió con amargura—. Me ha explicado cómo me habéis tomado el pelo entre todos.
La anciana la miró apenada.
—Nadie te ha tomado el pelo, cariño.
—¿No? ¿Qué hay de eso que llamabas fuegos fatuos? No es más que metano. ¿Lo vas a negar?
Cristina suspiró.
—Claro que es metano. Pero la magia es lo que hace que se encienda.
—Pues no fueron tus amigas las hadas. Fue alguien que tiró una colilla.
—Incluso si así fuera, ¿qué hizo que esa persona estuviera allí en ese momento?
Lali la miró frustrada.
—Mira, si has venido a convencerme para que baje, estás perdiendo el tiempo.
—Eso es algo que tendrás que decidir tú. De lo contrario no significaría nada. En lo que a Pamela respecta, es tan falsa como la cerradura de esa puerta. Yo no confiaría demasiado en lo que ha dicho.
Furiosa, Lali le volvió la espalda y se puso a mirar por la ventana en silencio. No quería hablar más sobre el tema. Sólo quería poner fin a aquella situación. Nadie, ni siquiera Cristina, iba a conseguir hacerla cambiar de idea. Aquél había sido siempre su problema. Que confiaba en la gente. En la gente como su antiguo novio, como el señor Agüero, como Cristina, como Pamela…
De repente interrumpió sus pensamientos. Pamela.
Se volvió, pero Cristina se había marchado, de forma tan silenciosa como había entrado. Deseaba no haber sido tan grosera. Había intentado prevenirla contra Pamela, advertirle que no debía confiar en ella.
Pero Pamela había resultado muy convincente, ofreciéndole compasión y apoyo. Igual que el señor Agüero. No debía olvidarlo.
Se sentó en el borde de la cama y empezó a morderse una uña, distraída. Se preguntó cuál sería la verdad en caso de que Pamela sólo le hubiera contado embustes.
El motivo que tendría para hacerlo no podía ser otro que el hecho de que quisiera que se mantuviera alejada de allí. Claro que si Peter le había prometido que se casaría con ella no tenía nada que temer. Aquello podía significar que Peter no había hecho tal promesa. Pero se le estaba acabando el tiempo, y aquella noche tenía que elegir a su esposa, mientras el clan estuviera reunido, tal y como exigía la tradición. Pamela sólo quería asegurarse de que tenía el campo libre.
Se puso en pie de un salto, pensando en la sufrida novia que estaba dispuesta a perdonar las infidelidades de su novio mientras se compadecía de sus víctimas. Había representado a la perfección su papel. Lástima que el personaje fuera completamente inverosímil. Todo había sido un intento frío y calculador de profundizar la confianza de su rival. Por supuesto, el hecho de que su confianza se encontrara en un nivel más bajo había facilitado enormemente su trabajo.
Siempre cabía la posibilidad de que Pamela le hubiera dicho la verdad y ella estuviera intentando aferrarse a un cabo ardiendo, pero sólo podía averiguarlo si bajaba y se enfrentaba a Peter. Podía acabar sufriendo la mayor humillación de su vida, pero era un riesgo que debía correr. No estaba dispuesta a correr a ocultarse, como de costumbre. En aquella ocasión iba a quedarse para luchar.
Se puso a toda prisa el vestido, se colocó el broche, se lavó la cara y salió por la puerta.
Seguía cerrada con llave. Pero no tenía tiempo para preguntarse cómo había conseguido entrar Cristina. Ya se preocuparía por ello más adelante.
Abrió y salió al pasillo. En aquel momento los músicos estaban tomándose un descanso, pero podía oír el sonido de las conversaciones y las risas procedentes de la sala de baile. Cuando llegó al final de la escalera tenía la boca seca. Resistió el impulso de volver a subir, respiró profundamente, y con la cabeza muy erguida atravesó las puertas que conducían a la sala.
Su repentina aparición desató un murmullo entre los invitados. Observó de reojo que todos se volvían para mirarla. En el extremo, delante de la enorme chimenea, un grupo de hombres y mujeres de aspecto distinguido charlaban animadamente con Peter, pero también ellos se volvieron para mirarla al ver que se abría camino.
Tuvo la impresión de que tardó una eternidad en atravesar el salón. Cada paso requería todas sus reservas de valor y determinación. Su corazón latía cada vez con más fuerza. Peter estaba radiante con su traje de chaqueta. Examinó su enigmática mirada, preguntándose si denotaba placer, cólera o indiferencia. Pero era como un libro cerrado. No encontraba ninguna pista sobre sus emociones en su expresión.
Pamela estaba agarrada de su brazo, con ademán posesivo, y su expresión no admitía lugar a dudas. Estaba furiosa.
Le devolvió la mirada con tranquilidad y dijo:
—Hola, Pamela. Se me ha pasado el dolor de cabeza, así que al final he decidido bajar y unirme a la fiesta —sonrió y miró a Peter—. ¿No vas a presentarme a tus amigos?
Por debajo de su tranquila fachada, estaba temblando. Tenía la impresión de que se iba a derrumbar en cualquier momento.

Capítulo 37
Peter la observó detenidamente y al fin esbozó una sonrisa. Soltó el brazo de Pamela y dijo:
—Me alegro de que se te haya pasado, Ladydark. Ya pensábamos que habías decidido tomar otro baño.
Los asistentes rieron. Lali se volvió y vio que Cristina la miraba sonriente desde una esquina. Alguien le pasó un vaso de whisky. Bebió un sorbo, lo saboreó durante un momento, y asintió muy seria:
—Un whisky excelente. Whisky escocés.
Los acompañantes de Peter la miraron sorprendidos.
—Será argentina, pero tiene sentido del gusto. Hasta sabe apreciar un buen whisky —comentó alguien.
Lali bebió otro sorbo y rió.
—Me gustaría conocerlos. La verdad es que esta tarde vi las etiquetas de las botellas.
Su confesión desató una carcajada.
—Por lo menos es sincera.
Peter le dedicó una sonrisa. No era la primera vez que lo hacía, pero nunca había sonreído así. Y sus ojos adquirieron la tonalidad cálida.
Después, pasó un brazo por sus hombros y empezó a presentarla.
—Cameron, te presento a la señorita Lali Espósito.
Lali miró al alto y distinguido caballero de pelo blanco. Le tendió la mano, diciendo:
Como é que você senhor?
-  El hombre la miró sorprendido.
Você pode falar Português?—preguntó.
Lali se esforzó por encontrar las palabras adecuadas.
Eu estou tentando … —dijo con inseguridad.
—Así que estás aprendiendo —dijo sonriendo—. ¡Está aprendiendo portugués! A este paso, pronto lo hablará como una nativa.
El resto de las presentaciones transcurrió con rapidez. Oyó demasiados nombres como para recordarlos. Cuando terminaron, Peter la condujo de la mano al centro de la pista de baile, y alzó los brazos para pedir silencio. En cuanto el sonido cesó, Peter se sacó un saco de cuero del bolsillo y susurró a su oído:
—Estoy orgulloso de ti. Ahora mantén la cabeza bien alta. Eres la mujer más bella de esta sala, y quiero que todos vean lo que voy a hacer.
El cuerpo de Lali tembló como una hoja agitada por la hierba cuando Peter sacó la gargantilla de diamantes y esmeraldas y se la puso alrededor del cuello. Dio un paso atrás para observar el efecto, y después, poniéndole las manos en los hombros, se inclinó para besarla con ternura.
Después se irguió, como un orgulloso guerrero celta que supervisara sus huestes y declaró con voz firme:
—Esta es la mujer que elijo como mi esposa —se detuvo para añadir más dramatismo antes de seguir con la formalidad—. Si hay alguien aquí que se atreva a poner en entredicho su capacidad para ser la primera dama del clan, que hable ahora.
Todos guardaron silencio. Peter miró a su alrededor y asintió, sonriente.
—Entonces, ¿todo el mundo aprueba mi elección?
El rugido de aprobación que llenó la sala hizo temblar las arañas de cristal. Todos los invitados corrieron hacia ellos, para felicitarlos.
Poco a poco fue cesando el bullicio. Se brindó con profusión, y la banda amenizó con su música una fiesta de la que se hablaría durante generaciones.
De repente, Cristina estaba a su lado, con un vaso de whisky en una mano y un cigarrillo en la otra. Llevaba la misma falda y el mismo jersey que siempre, y Lali no podía imaginarla con otra cosa.
—Bienvenida al clan, Ladydark —dijo sonriendo.
Lali le devolvió la sonrisa.
—Gracias, Cristina. Y gracias por venir a…
Cristina la interrumpió y se volvió hacia Peter.
—Me ha gustado mucho tu discurso. Según las leyes del clan, Lali y tú estáis casados, pero sería una buena idea que os apresurarais a hacer todo el papeleo —bajó la voz—. Lo digo por tu tío.
Peter asintió.
—Como de costumbre, piensas en todo. Cameron es juez de paz. Seguro que se presta a celebrar la ceremonia. Ahora mismo voy a pedírselo.
Lali seguía intentando asimilar lo ocurrido. Acababa de convertirse en la esposa de Peter. Era otra de aquellas incomprensibles costumbres de los clanes. Pero, por si alguien dudaba de la legalidad de aquel procedimiento, estaba a punto de confirmar su boda en una ceremonia civil. Se sentía aturdida y feliz. Necesitaba sentarse para recuperarse de la impresión, pero sabía que no le iba a resultar posible.
Peter apretó su mano y la miró preocupado.
¿Te encuentras bien? Estás muy pálida. Lo podemos dejar para más tarde, si quieres.
Lali respiró profundamente y sonrió.
—No te preocupes por mí. Es que todo está pasando demasiado deprisa. Aún estoy intentando acostumbrarme a la idea de que eres mi marido.
Volvió a respirar profundamente y sintió que el color volvía a sus mejillas.
No dejó de estrechar manos y recibir felicitaciones mientras Cristina organizaba la ceremonia en menos de media hora. Lali eligió a Ingrid como madrina, y Peter eligió a Carlos Zambrano como padrino. Cameron, el juez de paz, estaba ante ellos listo para comenzar cuando Peter exclamó:
—¡Espera! ¡No tengo un anillo para Lali!
Cristina dio un paso al frente y le entregó un paquete.
—Afortunadamente, llevaba esto encima —miró a Lali con un brillo en los ojos—. No te preocupes. Será de tu tamaño.
No lo dudó por un momento. Si Cristina lo decía, era de su tamaño.

Continuará...

Malas excusas...


Hola, como andan? 
Pido mil, pero mil perdones y aunque el título de la publicación es "Malas excusas" les prometo que las tengo...
Primero la semana pasada y la que viene he estado preparando todo para el aniversario de mi colegio, además que mis profesores exageraron respecto al tema de las pruebas.
Esta semana también se me ve complicado subir, ya que las actividades se hacen en la tarde y en la mañana tengo clases, pero apenes llegue voy a tratar de subir...
Espero que comienzen bien su semana y por favor me tengan paciencia!
Besos! :)
PD: Gracias a todas por sus firmas! últimamente las firmas han aumentado jijiji
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"Llegada del Mar" Capítulo 34 y 35



Había una palabra para definirla. Estilo. No cabía duda de que la mujer que estaba sentada en la cama rezumaba elegancia. Nadie tenía derecho a presentar aquel aspecto a primera hora de la mañana. Estaba recién maquillada, y ni una mecha de su brillante cabello caoba estaba fuera de sitio. Incluso su salto de cama parecía recién sacado del paquete.
Lali sintió que se sonrojaba bajo el duro escrutinio de sus ojos negros claros, y sintió deseos de llevar algo que no fuera un chándal que ocultaba todas sus formas.
—¿Quién eres? —preguntó Pamela.
—Te he traído el café —se limitó a responder.
Pamela suspiró exasperada.
—Ya lo veo. Eso no es lo que te he preguntado. ¿Dónde está la señora Belén? El café debería haber llegado diez minutos antes. Entiendo que no tenéis sentido del tiempo, pero la vaguería no tiene excusa.
Lali se esforzó por mantener la calma y dijo con tranquilidad:
—La señora Belén está ocupada con los preparativos de la fiesta.
Pamela la obsequió con una mirada de desdén, y Lali decidió no hacerle caso. Dejó la bandeja en la mesilla de noche y se volvió para marcharse cuando la voz de Pamela la interrumpió.
—Lléname el baño antes de irte.
Lali se volvió, con un peligroso brillo en la mirada.
—Me temo que tendrás que hacerlo tú misma. Yo no trabajo aquí.
Una delicada ceja se elevó en su rostro.
—Ya veo. Como me trajiste el café, di por supuesto… Se encogió de hombros con indiferencia.
—Soy una invitada, igual que tú —dijo Lali, controlando la cólera de su voz.
Pamela la observó con renovada curiosidad.
—Entonces será mejor que nos presentemos. Soy Pamela Russell, la prometida de Peter.
Al fin salía a la luz. No era una conocida suya, ni siquiera una amiga. Era su prometida. Por supuesto, siempre lo había sospechado, pero el hecho de oír las palabras fue para ella como si le clavaran un puñal.
—Me llamo Lali Espósito.
Pamela repitió varias veces su apellido, y después sacudió la cabeza.
—Lo siento, no me suena. ¿Nos conocemos? ¿Tienes alguna conexión con el clan?
La discreción advertía a Lali que era hora de marcharse. No obstante, aquella mujer la tenía hipnotizada.
—En absoluto —respondió con sequedad.
—Entonces, ¿quién te ha invitado?
—Peter. En realidad, ha sido más una orden que una invitación.
—¿De verdad? —la examinó cuidadosamente—. ¿Cuánto hace que os conocéis?
Lali mantuvo conscientemente un tono informal.
—Un mes, más o menos. Desde que llegué. No quería quedarme, pero él insistió. Decía que quería conocerme mejor —caminó hasta la puerta, se detuvo y volvió la cabeza—. Será mejor que te tomes el café antes de que se enfríe.
Bajó la escalera con una extraña sensación de satisfacción. Peter le había dicho que se comportara con dignidad y que no dijera nada que pudiera acarrear problemas. En efecto, su comportamiento había sido digno, y todo lo que había dicho era cierto. Lady Pamela podía interpretarlo como quisiera. A ella no le importaba en absoluto.
Pasó el resto de la mañana a solas, vagando por la playa.
No entendía qué podía ver Peter en una mujer como aquélla. Sin duda, Pamela era atractiva, incluso bella. Pero su personalidad resultaba insoportable. Si Peter iba a pasar el resto de su vida junto a ella, lo compadecía. El pobre no sabía dónde se estaba metiendo.
Por supuesto, era posible que sólo hubiera conocido uno de sus aspectos. Estaba segura de que podía ser todo dulzura cuando estaba en su compañía, y sólo revelaba su aspecto agrio cuando estaba con personas a las que consideraba inferiores. Aun así, Peter no era estúpido. Estaba convencida de que, si la conocía desde hacía tiempo, debería haber sido capaz de descubrir su verdadero carácter.
Cuando volvió a la casa, comió algo ligero en la cocina con la señora Belén; que parecía visiblemente incómoda.
—Son esas dos chicas del pueblo —explicó a Lali—. Amenazan con largarse si Pamela no les deja seguir con su trabajo. Estaba molestándolas.
—¿Qué ha hecho? —preguntó Lali, frunciendo el ceño.
—Sobre todo, preguntar cosas sobre ti. Con mucha insistencia. En todo caso, le he pedido que las deje en paz y se ha ido al pueblo. Estoy segura de que ahora mismo está haciendo más preguntas.
Lali se encogió de hombros.
—Le bastaría con preguntarme a mí, en vez de investigar a mis espaldas. No tengo nada que ocultar, ni he hecho nada de lo que deba avergonzarme.
Aquello era cierto, pero en su interior, deseaba sentirse tan segura como parecía. Había hecho algo inadecuado: despertar la curiosidad de Pamela. Más tarde o más temprano, alguien le hablaría de la Ladydark que había llegado del mar, atraída por los espíritus, para que se casara con su jefe. No quería ni pensar en lo que ocurriría entonces.
Después de la comida ayudó a las chicas a llevar al salón las bandejas cargadas de entremeses. La visión de la sala le cortó la respiración. El suelo resplandecía. Las mesas estaban cubiertas con manteles blancos, inmaculados. Todo estaba lleno de cristal y plata brillante.
Felicitó a las muchachas por su trabajo.
—Está precioso. ¿Vais a asistir a la fiesta?
—Por supuesto —le aseguró una de ellas—. Todo el mundo está invitado al Gran Lanz. Además, en esta ocasión es especial, ¿verdad?
Lali se apresuró a cambiar de tema. Charló con ellas durante unos minutos y después subió a su habitación. Se quito el chandal, tomo una ducha rápida, y se puso una falda lisa combinada con un jersey de lana.
Después de secarse el pelo, se lo cepilló vigorosamente, prometiéndose que se lo iba a dejar corto en cuanto saliera de allí. Cuanto más corto mejor. Incluso era posible que se lo tiñera de rubio, para ahuyentar los recuerdos de Peter Lanzani que la asaltaban cada vez que se miraba en un espejo.
Decidió rápidamente que sería una tontería. No le serviría de nada. El tiempo curaría la herida, pero nada borraría el recuerdo de la primera noche que habían hecho el amor, junto al fuego, ni del día que, en el barco, él había abrazado su cuerpo tembloroso para transmitirle su calor. Tampoco olvidaría nunca aquellos ojos verdes hipnóticos, la forma en que ardían cuando estaba furioso, ni la forma en que una repentina sonrisa de aprobación aceleraba su pulso.
Habían compartido momentos de ternura, en los que estaba segura de que verdaderamente la amaba, pero ahora, mientras contemplaba su reflejo, ya no estaba segura de nada. Peter la manejaba como si se tratara de una marioneta, y no tenía idea sobre cuáles eran sus intenciones.
Estaba agotada a causa de la falta de sueño de la noche anterior. Se tumbó en la cama con la intención de descansar durante media hora, pero cinco horas después alguien agitó su hombro, despertándola.

Capítulo 35
La señora Belén la miraba sonriente.
—Te he traído una taza de té.
Lali se incorporó, desorientada, y miró el reloj.
—¡Dios mío! ¿Ya es tan tarde?
—No pasa nada —le aseguró el ama de llaves—. La fiesta empieza dentro de media hora. Subí antes, pero vi que estabas dormida y decidí dejar que descansaras. Necesitas estar fresca como una rosa, porque ya sabes lo cansados que son estos bailes. Y no te preocupes por no estar abajo para recibir a los invitados. Pamela ya se ha encargado de ello.
Lali bebió un trago de té mientras ponía sus ideas en orden.
—¿Te comentó algo al volver del pueblo?
—No —respondió pensativa—. Pero parecía furiosa. Y después discutió con Peter. Será mejor que vuelva a bajar —se apresuró a añadir al ver que se estaba yendo de la lengua.
Lali se levantó y miró el camino por la ventana. Los coches lujosos se mezclaban con los vehículos más humildes. Había incluso un viejo tractor, y se preguntó si sería el que conducía el anciano Gabriel cuando la divisó entre las rocas. La idea de bajar y enfrentarse a las miradas curiosas le daba miedo, pero fue al cuarto de baño y se lavó la cara con agua fría.
Quince minutos después, cuando se estaba poniendo el broche de plata y perlas, alguien llamó a la puerta.
—Adelante.
Pamela entró en la habitación, alta y elegante. Su esbelta figura estaba remarcada por un vestido rojo ajustado, de lentejuelas, y su magnífica cabellera caía sobre sus hombros desnudos.
Lali, que estaba preparada para oír una sarta de acusaciones, se quedó sin palabras al ver la sonrisa tímida de Pamela y el tono casi humilde de su voz.
—Espero no molestarte. Creo que deberíamos aclarar las cosas antes de que esto llegue más lejos.
Lali entrecerró los ojos.
—¿Qué cosas?
—Esta mañana no empezamos con muy buen pie. Fue culpa mía. Lo único que puedo hacer es pedirte perdón y decirte cuánto lo siento —se mordió el labio—. Esto es muy embarazoso para mí…
Dejó de hablar y bajó los ojos.
Lali empezaba a sentirse incómoda. Le extrañaba que una disculpa saliera de labios de Pamela. Pero aquél era el problema. Tampoco podía estar segura de haberla juzgado bien a primera vista. A fin de cuentas, su encuentro había sido muy breve, y la otra mujer parecía sincera.
—En este momento no creo que te sientas más cohibida que yo —respondió, preguntándose para qué habría ido a verla.
Pamela asintió.
—Lo entiendo. Habéis hecho el amor, ¿verdad?
Lali se puso en tensión.
—¿Te lo ha dicho Peter?
—No es necesario —suspiró—. Llevas un mes aquí, y lo conozco. Cuando ve una chica atractiva, sobre todo si es tan inocente y adorable como tú… Me pone enferma el pensar que se haya aprovechado de ti. Y no solo de ti, de todas las demás. He discutido con él una y otra vez, pero es imposible convencerlo. Después, esta tarde, cuando me enteré de lo tuyo, tuvimos otra discusión. Me ha prometido que será fiel cuando nos casemos, pero hasta entonces…
Lali se dio cuenta de que debía estar refiriéndose a la discusión que la señora Belén había mencionado. Se le hizo un nudo en el estómago. Empezó a considerar seriamente la posibilidad de que Pamela fuera sincera.
—Si es así, ¿por qué lo aguantas? Yo no lo soportaría.
—Tienes razón —dijo Pamela, en tono de derrota—. Ninguna mujer que tuviera algo de sentido común soportaría esta situación. Pero el mundo está lleno de estúpidas como yo. El amor debió inventarlo un hombre. Les deja hacer todo lo que quieren, porque saben que al final les perdonamos todo.
—Entonces eres estúpida —respondió Lali—. O al menos lo es una de nosotras.
—Sí. Las dos lo somos. Yo por creer sus promesas, y tú por creer esas tonterías de los duendes y los fuegos fatuos —la miró con compasión—. Afortunadamente, en Puerto Lanzana queda gente decente, que me ha dicho lo que sucede. En cuanto a Cristina, sus intenciones son buenas, pero no es una persona muy equilibrada. Hay gente como ella por todas partes. Se autodenominan videntes, y juegan con las supersticiones de esta zona.
—¿Qué hay del fuego? —preguntó Lali—. Lo vi con mis propios ojos.
—Claro que lo viste. Pero no hay nada de mágico en ello. Es bastante normal por aquí. Creo que tiene algo que ver con el metano de la tierra. Sólo hace falta una llama para encenderlo. Probablemente alguien tiró una colilla al suelo.
—¿Quieres decir que todo el mundo lo sabía? ¿Peter? ¿Y Cristina? ¿Ingrid y todos los demás?
Pamela se encogió de hombros.
—El páramo es muy peligroso, por el gas. Por eso nunca permiten a los niños del pueblo que jueguen ahí.
Todo empezó a cobrar sentido. Todas las dudas que había albergado en un principio sobre Peter y Cristina demostraban ser ciertas. Desde el principio había tenido la verdad delante de los ojos, pero el deseo la había cegado hasta el punto de impedir que se diera cuenta.
—Hay otra cosa que deberías saber —añadió Pamela con incomodidad.
—No —dijo Lali—. Ya he oído bastante.
Pamela siguió, de todos modos.
—¿Te ha contado que se tiene que casar como muy tarde en dos semanas?
Lali la miró con incredulidad.
—No —cerró los puños—. Nunca me habló de ti. Ni Cristina ni él. Cuando preguntaba a Peter, me decía que me metiera en mis propios asuntos, y Cristina cambiaba de tema.
—El caso es que pronto cumplirá veinticinco años, y si no está casado, perderá el título y las propiedades, que pasarán a su tío —le explicó Pamela—. No está dispuesto a permitir que eso ocurra. Su tío es una especie de especulador, que lo vendería todo rápidamente. Peter y yo acordamos hace mucho tiempo que nos casaríamos cuando llegara el momento. Y el momento ya ha llegado. No puede seguir esperando. Me temo que esta aventura que ha tenido contigo ha sido su última escapada de soltero. Siento mucho haberte dicho todo esto, pero tenía que advertirte. Lo entiendes, ¿verdad?
—¿Qué era lo que tenías que advertirme? ¿Qué más puede hacer?
Pamela se llevó la mano a la frente, angustiada.
—Creo que no voy a ir a la fiesta. Todo el mundo sabe que Peter ha estado utilizándote, pero es su jefe, y a sus ojos no puede hacer nada malo. Todos se reirán a tus espaldas, y no quiero tomar parte en eso.
Lali se quitó el broche y lo tiró sobre la cama con amargura.
—No te preocupes. No tendrá la oportunidad de seguir humillándome. Él y su maldito feudalismo se pueden ir al infierno. No quiero volver a verlo en la vida.
Un tenso silencio se apoderó de la habitación. Al final, Pamela lo rompió con un suspiro.
—No te culpo por ello. Yo en tu lugar sentiría lo mismo que tú, aunque creo que no tendría el valor para tomármelo tan bien. Si, quieres inventaré alguna excusa. Les diré que te duele la cabeza.
Lali se quedó mirándola en silencio, incapaz de hablar. Cuando Pamela salió de la habitación, caminó hasta la puerta y cerró con llave.

Continuará...