sábado, 7 de julio de 2012

Capítulo 46








Hola!! como andan? Feliz día del amigo! :) espero que hayan disfrutado de la amistad de sus seres queridos! 
Chicas necesito que firmen mas! solo un poquito, si?
10 firmas y subo otro! Besos!

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A la mañana siguiente recibió otra nota. Desde que recibió la primera tenía cuidado de dejar el auto cerrado con llave, de modo que ésta estaba sujeta bajo el limpiaparabrisas. Se fijó en ella cuando se asomó por la ventana, y salió a investigar. Cuando vio de qué se trataba, no la tocó. No quiso saber lo que decía. Era evidente que llevaba allí toda la noche, porque el papel estaba húmedo de rocío y se le había corrido la tinta.

La noche anterior no había oído nada, y eso que había vuelto a dormir mal. Al menos era sólo una nota, en vez de un animal mutilado. 

Estaba todavía en pijama, pues acababa de desayunar. Dejó la nota donde estaba y regresó al interior de la casa. Quince minutos después estaba vestida, maquillada, peinada y saliendo por la puerta.

Abrió el auto y dejó el bolso sobre el asiento. Con sumo cuidado de no romper el papel mojado, levantó el limpiaparabrisas y extrajo la nota sosteniéndola por una esquina entre el pulgar y el índice. A continuación entró en el auto y se dirigió recto al palacio de justicia.

Estacionó delante de la plaza y, sosteniendo la nota exactamente igual que antes, ascendió los tres peldaños largos y bajos. Había un mostrador de información nada más entrar, y se detuvo para preguntarle a una mujer de pelo azul dónde exactamente se encontraba el despacho del sheriff.

—Al final de ese pasillo y después a la izquierda. —La mujer señaló a su izquierda y Lali giró obediente.

El olor del palacio de justicia era sorprendentemente agradable y calmó un poco sus agitados nervios. Se componía de papel y tinta, productos de limpieza, la siempre cambiante mezcla de gente y el aroma gris frío de los suelos de mármol y de las salas. Había sido construido cincuenta o sesenta años antes, cuando los edificios poseían un carácter individual. Por supuesto, con el paso de los años había sido «modernizado» varias veces y se habían puesto luces fluorescentes para sustituir a las anteriores incandescentes, para que los empleados pudieran tener dolores de cabeza acordes con el abaratamiento del gasto de luz. Se adosaron a las ventanas aparatos de aire acondicionado que parecían percebes que crecieran al azar en las ventanas de los despachos. Sin embargo, en algunos lugares, de forma especial en los pasillos, todavía había ventiladores de techo que giraban perezosamente durante toda la jornada y mantenían el aire renovado y en movimiento.

Llegó al final del pasillo y torció a la izquierda, donde se encontró con otro pasillo que se extendía frente a ella. Cinco puertas más allá llegó a un juego de puertas dobles que estaban abiertas y que lucían medio letrero en la hoja izquierda que decía DEPART DEL y otro medio en la hoja derecha que rezaba AMENTO SHERIFF, de tal modo que formaban palabras completas sólo cuando se cerraban las puertas. Dentro se abría una habitación alargada con un mostrador que discurría hasta el fondo, detrás del cual había varias mesas, la radio y dos despachos, uno ligeramente más grande que el otro. El más grande tenía un cartel con el nombre sheriff Riera en la puerta, que estaba semiabierta, pero Lali no alcanzó a ver el interior desde donde se encontraba.

En las paredes colgaban fotografías de antiguos sheriffs, indicativo de los esfuerzos parroquianos por decorar el lugar. No hacía un efecto precisamente alegre.
Una mujer de mediana edad vestida con el uniforme marrón de los agentes levantó la vista cuando Lali se acercó al mostrador.

—¿En qué puedo servirla?

—Quisiera hablar con el sheriff Riera, por favor.

La agente observó a Lali por encima del borde de sus lentes de leer, y se vio claramente que la reconocía de la visita que había hecho dos días antes. Sin embargo, lo único que dijo fue:
—¿Cómo se llama?

—Mariana Martínez.

—Un momento.

Entró en el despacho del sheriff Riera tras llamar a la puerta sólo de forma protocolaria, y Lali oyó un murmullo de voces. La agente salió y le dijo:
—Pase por allí.

Y le indicó una media puerta que había al final del mostrador. Apretó un botón que había debajo y la puerta se abrió con un chasquido.
El sheriff Riera acudió a la puerta de su despacho para recibirla.

—Buenos días, señora Martínez. ¿Qué tal está?
Como respuesta, Lali sostuvo la nota en alto.

—He recibido otra.
El buen humor se esfumó del semblante del sheriff, que se puso serio al instante.

—Esto no me gusta en absoluto —murmuró al tiempo que tomaba un sobre de pruebas de una mesa y lo abría para que Lali dejase caer dentro la nota. Ella la soltó con el gesto de alguien que tira un trozo de basura maloliente—. ¿Qué dice?

—No la he leído. La encontré debajo del limpiaparabrisas de mi auto esta mañana, al levantarme. Sólo la he tocado por una esquina para no dejar huellas, suponiendo que quede alguna.
El papel se ha mojado —explicó. 

—Por el rocío. Eso quiere decir que llevaba varias horas en el limpiaparabrisas. De hecho, ya tenemos varias huellas buenas de la otra nota y de la caja. El problema es que no vamos a poder saber de quiénes son a no ser que el que ha escrito las notas haya dejado sus huellas registradas anteriormente. —La condujo al interior de su despacho y volcó la nota secante sobre su escritorio—. Como usted no la ha leído, vamos a ver qué dice.

Abrió el cajón de su mesa y rebuscó en su contenido. Por fin sacó unas pinzas de depilar. Con ayuda de éstas y de la punta de un bolígrafo, desdobló con cuidado el papel húmedo. Lali ladeó la cabeza para leer las letras mayúsculas:
NO ERES BIENVENIDA AQUí VETE ANTES DE QUE SUFRAS DAÑO —La misma persona —dijo el sheriff Riera—. Sin puntuación.

—¿Se trata de una firma deliberada?

—Es posible, pero puede que sea sólo una forma de distinguirse de su manera habitual de escribir, una especie de camuflaje. –Frunció el ceño—. Señora Martínez... Lali... Peter y yo le dijimos el otro día que vivir donde usted vive, sola, podría ser peligroso.

—No voy a mudarme —contestó ella, repitiendo una frase que debía de haber dicho veinte veces cuando estuvo allí para denunciar lo del gato muerto.

—En ese caso, ¿qué tal si se compra un perro? No tiene por qué ser un perro guardián, bastará con uno que se ponga a ladrar furioso si oye algo fuera.
Perpleja, Lali lo miró fijamente. Un perro. Jamás había tenido ningún animal doméstico, de manera que aquella opción ni siquiera se le había ocurrido.

—Sí, creo que voy a comprármelo. Gracias, es una buena idea.

—Bien. Consiga uno lo antes posible. Pásese por la perrera y escoja uno que sea joven y sano.  Le vendría bien uno que no esté muy crecido, para que se acostumbre a usted muy deprisa, pero que ya sea lo bastante mayor para saber ladrar, y no hacer sólo esos ruiditos típicos de los cachorros.

—Contempló la nota que descansaba sobre su mesa—. En realidad, lo único que puedo hacer ahora es encargar a mis agentes que pasen por enfrente de su casa en auto un par de veces en cada turno.  No tenemos gran cosa para continuar.

—Y unas cuantas notas y un gato muerto no son exactamente el crimen del siglo.
El sheriff le devolvió una ancha sonrisa.

—Ni siquiera podemos detenerlo por crueldad con los animales. Si la hace sentirse mejor, le diré que el gato no fue torturado. Murió atropellado. Simplemente alguien lo recogió, eso es todo. A mí sí me hace sentirme un poco mejor acerca de lo peligroso de esta situación. Un psicópata auténtico habría disfrutado matando un gato.

A ella también la hizo sentirse mejor. El recuerdo de aquel pequeño cadáver mutilado la ponía enferma cada vez que le venía a la mente. El gato estaba muerto de todos modos, pero por lo menos si lo había atropellado un auto, probablemente habría muerto de manera instantánea. No podía soportar la idea de que hubiera sufrido.

Continuará...

5 comentarios:

  1. haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaay mas novela genial simplemente la nove genial mas intriga mas novelaaaaaa

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  2. Como dice Lali al menos solo fue una nota esta vez, pero de verdad, tiene que pensar en alguna forma de protegerse, se está exponiendo demasiado. E

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  3. Sigo pensando k la d las notitas es Euge ,xk no la quiere allí x hacerla responsable d la marcha d su padre,pero es incapaz d hacer daño físico al menos.Nico ,está interesado en k todo se resuelva ,y me parece k va a ser un gran amigo d Lali.

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  4. Te pido un favor,xk vi tu comentario. laliterdesdesiempre.blogspot.com reanuda la novela,lo anunció en unos comentarios,y me gusta su novela ,quedó interrumpida en fotolog ,pero no puedo comentarle .¿Podrías pedirle k ponga la forma fácil nombre/URL d comentar, y sin verificación d palabras?.GRACIAS.

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  5. Deverdad que siento no haberte firmado antes.
    La nove esta en lomas interesante, me encanta

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