miércoles, 18 de julio de 2012

Capítulo 60





Este es el penúltimo capítulo chicas :/  Espero que hasta ahora hayan disfrutado de la nove! :) 
5 firmas y otro!
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El funeral se celebró cuatro días después de hallarse los restos de Nicolás. Aunque sabía que la gente cuchichearía acerca de su presencia, Lali se compró un vestido negro y asistió al servicio, sentada en un banco negro al lado de Candela y de la familia de ésta. Peter no la vio en la iglesia, pero más tarde, después de la procesión que transportó el cuerpo de Nicolás al cementerio, su mirada oscura se vio atraída por el reflejo del sol en su cabellera ardiente.

Estaba de pie, rodeando a Eugenia con un brazo. El sheriff Riera estaba situado al otro lado de ella, de modo que Lali supuso que el compromiso seguía adelante. Ornella estaba apoyada por la comprensión y solidaridad de todas sus antiguas amistades, las que ella se había negado a ver durante doce años. Lali se encontraba a unos diez metros de distancia, separada de Peter por un grupo de personas, pero las miradas de ambos se cruzaron y supo que él estaba pensando en lo que ella le había dicho. Nicolás estaba siendo llorado sinceramente por sus hijos; lo que Ornella sintiera no importaba.

Lo miró fijamente, comiéndoselo con los ojos. Parecía cansado, pero tranquilo. Llevaba el pelo peinado hacia atrás, y vestía un traje italiano negro de botonadura cruzada que le quedaba de maravilla. Su frente se veía perlada de sudor al calor del mediodía.

Lali no hizo movimiento alguno para ir hacia él, y él no le indicó con ningún gesto que se acercara. Lo que había entre ambos era privado, no para exhibirlo en público en el funeral de su padre. Peter sabía que contaba con su apoyo, porque había llorado su pena en brazos de Lali. Bastaba con que ella estuviera allí.

Cuando ya se marchaban del emplazamiento de la tumba fue cuando Lali vio a Emilia Attias, de pie a su lado; a Gustavo no se lo veía por ninguna parte. Emilia había estado llorando, pero ahora contemplaba la tumba con los ojos secos y una expresión de aflicción en el rostro.
Entonces recobró la compostura y dio media vuelta, y Lali tuvo la sensación de que encajaban todas las piezas del rompecabezas.

Nunca había tenido lógica que Nicolás lo hubiera dejado todo por Gimena después de los años que llevaban teniendo un romance. Alejo había dicho que Nicolás estaba pensando en divorciarse de Ornella, y eso sí que tenía más lógica, pero de pronto Lali supo que no era Gimena con quien había planeado casarse Nicolás. Después de todos sus años de donjuán, Nicolás Lanzani se había enamorado aquel verano, de la mujer del alcalde. Había protegido la reputación de Emilia y ni siquiera había hablado de ella a su mejor amigo. Habían corrido los chismorreos acerca de ellos, o de lo contrario Ed Morgan no habría sabido nada, pero su relación no había sido del conocimiento de todos.
Incluso era posible que Gimena le hubiera contado a Morgan que Nicolás se estaba viendo con la esposa del alcalde.

Emilia y Nicolás habían trazado planes en secreto. Y ahora, después de tantos años, ella supo que su amante no la había abandonado. Después de todo, Nicolás estaba siendo llorado sinceramente por alguien más que sus hijos.

Ya se había hecho tarde cuando el último de los simpatizantes se quedó sin pretextos para permanecer más tiempo, y Peter tuvo un momento de intimidad con su familia. Bebió lentamente de su copa de whisky mientras observaba a Ornella, que estaba infinitamente más alegre ahora, después de haber enterrado a su marido, de lo que lo había estado durante los doce años que llevaba faltando de casa. Necesitaba a Lali, se dijo. Quería estar con ella. El hecho de haberla visto en el cementerio había agudizado su hambre. Hambre sexual, emocional, mental. Simplemente la deseaba de todas las maneras posibles. Recordaba el modo en que se le expandió el corazón en el pecho cuando ella le dijo que lo amaba, un momento de alegría desbordante. Igual que un idiota, aún no le había dicho que él también la quería, pero aquél era un lapsus que tenía la intención de rectificar en cuanto tuvieran una oportunidad para estar solos.
En este preciso momento, tenía algo que decir a su madre y su hermana.

—Voy a casarme —dijo con calma.
Dos pares de ojos perplejos se volvieron hacia él. En los de Eugenia vio consternación que rápidamente se transformó en aceptación, y su hermana asintió levemente con la cabeza.

—¿En serio, cariño? —murmuró Ornella—. Perdóname, no he estado muy al día de tu vida social.  ¿Con alguien de Nueva Orleans?

—No, con Mariana Espósito.
Ornella depositó con toda calma su copa de vino.

—Esa broma es de muy mal gusto, Juan Pedro.

—No es una broma. Voy a casarme con ella en cuanto podamos organizarlo.

—¡Lo prohíbo! exclamó ella.

—Tú no puedes prohibir nada, mamá.
Aunque Peter lo dijo con calma, Ornella reaccionó como si él la hubiera abofeteado. Se puso de pie, erguida como una reina.

—Eso lo veremos. Puede que tu padre se relacionase con esa gentuza, ¡pero por lo menos nunca la trajo a casa ni esperó que yo me relacionara con ella también!

—Ya basta —dijo Peter en un tono suave y peligroso.

—Por el contrario, si te rebajas a casarte con esa ramera, descubrirás que esto no ha hecho más que empezar. Yo me encargaré de hacerle la vida tan desgraciada...

—No, no harás tal cosa —la interrumpió Peter dejando bruscamente el vaso en la mesa de forma que el whisky se derramó por el borde. Voy a dejar clara una cosa, madre: Sé lo que contiene el testamento de papá. Te dejó a ti dinero suficiente para que mantengas tu nivel de vida, pero todo lo demás nos lo dejó a Eugenia y a mí. Si te portas como es debido y tratas a mi esposa con cortesía, podrás continuar viviendo aquí. Pero no te equivoques: La primera vez que la molestes, yo mismo te acompañaré hasta la puerta. ¿Está claro?
Ornella se encogió con el semblante pálido y mirando a su hijo con ojos desencajados.

—Eugenia —dijo con voz frágil—. Ayúdame a subir a mi habitación, querida. Los hombres son tan poco civilizados...

—Me tienes harta, mamá —dijo Eugenia con cansancio.

—Perdona, ¿cómo has dicho? —Ornella habló en un tono helado.
Eugenia, visiblemente, hizo acopio de fuerzas. Estaba tan pálida como Ornella, pero no retrocedió.

—Lo siento, no debería haber dicho eso. Pero Peter se merece ser feliz. Si no quieres asistir a su boda, de acuerdo, pero yo pienso ir encantada. Y ya que estamos hablando del tema, yo también voy a casarme. Con Nicolás Riera.

—¿Quién? —preguntó Ornella con expresión vacía.

—El sheriff.
Su boca se curvó en un gesto de desdén.

—¡El sheriff! Realmente, querida, es...

—Perfecto para mí —terminó la frase Eugenia con firmeza. Parecía a la vez asustada y entusiasmada por haberle hecho frente a Ornella por fin—. Si quieres venir a mi boda, me alegraré, pero no puedes evitar que me case con él. Además, mamá... creo que serías más feliz si te fueras a vivir a Nueva Orleans.

—Buena idea —dijo Peter guiñándole un ojo a su hermana.

Continuará...


7 comentarios:

  1. X fin un poco d cordura y valentía x parte d Peter, y también d Euge.Se atreven a desafiar a su madre ,haciendo un frente común.Peter bien ahí,defendiendo a Lali ,y diciendo k va a casarse y ni siquiera se lo ha pedido,pero parece k le basta con saber k ella lo ama.

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  2. JJAJAAJJA PORFIIN DEJAN DE DARLE TODOS LOS CAPRICHOS A LA MADRE OSEA ELLA SE PIENSA UE E PUEDE HACER LO QUE QUIERE CUANDO ELLA NO LES DA NI UN POCO DE AMOOOOR MAS NOVELAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

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  3. Wow! Cómo se va descubriendo toda la verdad de a poco!! Por fin le están poniendo las cosas claras a Ornella. Q bien q Peter ya asumió en su totalidad lo que siente por Lali!!

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  4. Me ha encantado como Peter ha defendido a Lali con su madre, pewro me hubiera gustado mas que ella estuviese presente...de verdad la ama... Y euge, tambien me ha encantado su reacción, ha defendido a su hermano y creo si no me equivoco que ha seguido el consejo de Lali de no decirle nada a Nico riera...
    Es una lastima que se termine esta nove, Le doy gracias a Chari por recomendarmela porque me encanta, ah y gracias a ti por subirla

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  5. masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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