viernes, 6 de julio de 2012

Capítulo 45







Hola! como estan? yo feliz porque al fin terminó la semana! :) jijij Gracias a las personas que comentaron el capítulo anterior :) espero que en este capítulo sean aún más firmas! Un beso y que tengan buen finde!
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Ya era por la tarde cuando se la devolvió. Lali levantó el auricular en cuanto oyó la voz del detective.

—Soy Mariana Martínez, detective. ¿Ha encontrado ya al señor Bauer?

—Nada, señora Martínez. Lo siento. Tampoco han encontrado su auto. —Suavizó el tono—. Francamente, la cosa no tiene buena pinta. No encaja con el tipo de persona que desaparecería de forma voluntaria; no tenía nada de que huir y nada adonde huir. Podría haber perdido el control del auto, haber sufrido un ataque al corazón, haberse dormido al volante... Si el auto se salió de la carretera y cayó a un pantano o un río... —Dejó la frase en suspenso, pero Lali no necesitaba que le dieran más detalles. El detective esperaba que al señor Bauer lo acabara encontrando un pescador.

—¿Me mantendrá informada? —susurró, parpadeando para contener las lágrimas.

—Sí, señora, en cuanto sepa algo.

Pero no iba a saber nada. Lali colgó el teléfono. Nicolás Lanzani había sido asesinado. Ya no se trataba de una teoría; su madre lo había presenciado. El señor Bauer había estado haciendo preguntas directas acerca de la desaparición de Nicolás. ¿Se habría quedado el asesino tan tranquilo, imaginando que no había pruebas, o lo habría puesto nervioso el hecho de que el señor Bauer fuera un investigador? ¿Lo bastante nervioso para cometer otro asesinato, quizá?
Aquel hombrecillo encantador estaba muerto, y era culpa de ella.

Tan pronto como caló esa idea en su mente, la rechazó. No, no era culpa suya, era culpa del asesino. No estaba dispuesta a absolverlo ni del más mínimo resquicio de culpabilidad.  Encontrar una prueba del asesinato de Nicolás iba a ser sumamente difícil, después de doce años.

El señor Bauer llevaba menos de dos semanas desaparecido. Sería más inteligente concentrarse en encontrar a éste último; las pruebas no estarían destruidas por el tiempo.

Si ella hubiera matado a alguien, ¿dónde habría escondido el cadáver? En el caso de Nicolás, la respuesta más probable era el lago. En el momento de cometerse el crimen, el bote estaba allí mismo. Nada más fácil que llevarlo hasta la parte más profunda del lago, añadir algo de peso al cuerpo y empujarlo por la borda. En cambio, en el caso del señor Bauer no había habido un recurso tan cómodo. Por una parte, probablemente no se encontraba junto al lago, y por la otra, no había bote. Así que, ¿dónde intentaría el asesino deshacerse del cadáver? En algún sitio en el que no fuera muy probable que lo viera nadie. Había abundante bosque alrededor para un enterramiento apresurado. Era frecuente que los cazadores se tropezaran con un cadáver que había permanecido meses, incluso años escondido en la tierra. Pero el asesino ya había tenido éxito en ocultar un homicidio, de modo que, ¿no sería probable que empleara el mismo método para deshacerse de un segundo cadáver? Si ella pensara eso, y lo pensaba, el lago privado de los Lanzani era el sitio donde había que buscar.

Pero no podía hacerlo sola. Estaba dispuesta a abordar casi cualquier tarea, pero era lo bastante sensata para saber cuándo necesitaba ayuda. Habría que vaciar el lago, y eso requería botes, personas, equipos. El sheriff podría ordenar que se hiciera, pero tendría que convencerlo de que había una causa para ello y de que el lago era donde había que buscar. Y no podría hacerlo sin contarle lo que sabía acerca de Nicolás.

Y no podía contar lo que sabía de Nicolás sin contárselo primero a Peter. No podía permitir que se enterase por terceras personas, no podía permitir que su familia se viera inmersa en aquel lío sin avisarla. A pesar del dolor que aún le oprimía el pecho, a pesar del hecho de que estaba demasiado avergonzada de sí misma para encararse con él, de algún modo tendría que encontrar valor para decirle que su padre había sido asesinado, y no sabía si sería capaz de ello.
Como si le hubiera leído el pensamiento, en aquel momento sonó el teléfono. Lali cerró los ojos.

—¡Maldita sea, Lali! —La furia contenida de aquella voz le llegó con toda claridad—. Si no contestas el teléfono y me dices que estás bien, voy a llamar a Nicolás Riera para que vaya ahí...
Lali tomó el auricular.

—¡Estoy bien! —gruñó, y volvió a colgar. ¡Qué tipo más pesado!
El teléfono sonó otra vez, el tiempo justo para marcar de nuevo el número.

—De acuerdo —dijo cuando respondió el contestador, ya en un tono más controlado aunque todavía se percibía la irritación en cada palabra—. No debería haber dicho lo que dije. Fui un tarado, y lo siento.

—Yo también siento que seas un tarado —musitó Lali en dirección al teléfono.

—Mañana podrás darme una patada en el trasero o partirme la cara, lo que más te guste —prosiguió él—, pero no creas que vas a evitarme para siempre, porque no pienso permitirlo.
Se oyó un chasquido en la línea cuando colgó, y Lali rezó para que esta vez dejase de llamarla
Pero volvió a sonar el teléfono. Soltó un gemido. El contestador atendió la llamada.

—Anoche no me cuidé —informó reposadamente.

—Ya me di cuenta —dijo ella en tono sarcástico.

—Puedo apostar a que tú tampoco estás usando ningún anticonceptivo —dijo Peter—. Piensa en ello. —La línea chasqueó de nuevo.

—¡Estúpido! —exclamó Lali con el rostro congestionado por la ira. ¡Que pensara en ello!
¿Y cómo iba a pensar en otra cosa, ahora que él se lo había recordado tan amablemente?
Paseó furiosa por la casa, furiosa con Peter y consigo misma.

Ninguno de los dos tenía excusa; no eran dos adolescentes irresponsables que funcionasen según las hormonas y no con la cabeza, y sin embargo así era exactamente como se habían comportado.  ¿Cómo habían podido ser tan descuidados? Debería haber pensado en la posibilidad de quedarse embarazada, pero se sentía tan molesta y desgraciada que no había pensado en las consecuencias.
Bueno, ahora tenía las consecuencias delante, y con creces. ¡Como si no tuviera ya bastante de que preocuparse!

Estaba tan aterrorizada que pasó media hora antes de que se le ocurriera consultar el calendario y contar los días. Cuando lo hizo, exhaló un suspiro de alivio. Tenía que venirle la regla dentro de una semana, y ella siempre había sido muy regular. No había nada seguro, pero tenía las posibilidades a su favor.

Continuará...

3 comentarios:

  1. Lali no tiene ni una pistita x donde seguir,y el intenso d Peter k no para,jajaja,y eso k era ella la niñita enamorada del chico mayor.Parece k ahora es el ,quien esta mas enamorado ,k se fija al día siguiente k no se cuidaron ,y ella estaba d lo mas despreocupada.

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  2. No sabes como espero el momento en que él se disculpe como se debe con ella. Y bueno también el momento en que se descubra toda la verdad! Esperemos que sucede con esto de que no se cuidaron.
    Esperamos el sig. cap!!! :)

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  3. Seque un bebe no seria oportuno por todo lo que estan viviendo, pero seria tan bello, porque aun cuando ninguno lo crea, se aman...y ese bebe seria fruto de ese amor

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