Hola! como estan? yo feliz porque al fin terminó la semana! :) jijij Gracias a las personas que comentaron el capítulo anterior :) espero que en este capítulo sean aún más firmas! Un beso y que tengan buen finde!
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Ya
era por la tarde cuando se la devolvió. Lali levantó el auricular en cuanto oyó
la voz del detective.
—Soy Mariana
Martínez, detective. ¿Ha encontrado ya al señor Bauer?
—Nada,
señora Martínez. Lo siento. Tampoco han encontrado su auto. —Suavizó el tono—. Francamente,
la cosa no tiene buena pinta. No encaja con el tipo de persona que
desaparecería de forma voluntaria; no tenía nada de que huir y nada adonde
huir. Podría haber perdido el control del auto, haber sufrido un ataque al
corazón, haberse dormido al volante... Si el auto se salió de la carretera y
cayó a un pantano o un río... —Dejó la frase en suspenso, pero Lali no
necesitaba que le dieran más detalles. El detective esperaba que al señor Bauer
lo acabara encontrando un pescador.
—¿Me mantendrá
informada? —susurró, parpadeando para contener las lágrimas.
—Sí,
señora, en cuanto sepa algo.
Pero
no iba a saber nada. Lali colgó el teléfono. Nicolás Lanzani había sido
asesinado. Ya no se trataba de una teoría; su madre lo había presenciado. El
señor Bauer había estado haciendo preguntas directas acerca de la desaparición
de Nicolás. ¿Se habría quedado el asesino tan tranquilo, imaginando que no
había pruebas, o lo habría puesto nervioso el hecho de que el señor Bauer fuera
un investigador? ¿Lo bastante nervioso para cometer otro asesinato, quizá?
Aquel
hombrecillo encantador estaba muerto, y era culpa de ella.
Tan
pronto como caló esa idea en su mente, la rechazó. No, no era culpa suya, era
culpa del asesino. No estaba dispuesta a absolverlo ni del más mínimo resquicio
de culpabilidad. Encontrar una prueba
del asesinato de Nicolás iba a ser sumamente difícil, después de doce años.
El
señor Bauer llevaba menos de dos semanas desaparecido. Sería más inteligente
concentrarse en encontrar a éste último; las pruebas no estarían destruidas por
el tiempo.
Si
ella hubiera matado a alguien, ¿dónde habría escondido el cadáver? En el caso
de Nicolás, la respuesta más probable era el lago. En el momento de cometerse
el crimen, el bote estaba allí mismo. Nada más fácil que llevarlo hasta la
parte más profunda del lago, añadir algo de peso al cuerpo y empujarlo por la
borda. En cambio, en el caso del señor Bauer no había habido un recurso tan
cómodo. Por una parte, probablemente no se encontraba junto al lago, y por la
otra, no había bote. Así que, ¿dónde intentaría el asesino deshacerse del
cadáver? En algún sitio en el que no fuera muy probable que lo viera nadie.
Había abundante bosque alrededor para un enterramiento apresurado. Era
frecuente que los cazadores se tropezaran con un cadáver que había permanecido
meses, incluso años escondido en la tierra. Pero el asesino ya había tenido
éxito en ocultar un homicidio, de modo que, ¿no sería probable que empleara el
mismo método para deshacerse de un segundo cadáver? Si ella pensara eso, y lo
pensaba, el lago privado de los Lanzani era el sitio donde había que buscar.
Pero
no podía hacerlo sola. Estaba dispuesta a abordar casi cualquier tarea, pero
era lo bastante sensata para saber cuándo necesitaba ayuda. Habría que vaciar
el lago, y eso requería botes, personas, equipos. El sheriff podría ordenar que
se hiciera, pero tendría que convencerlo de que había una causa para ello y de
que el lago era donde había que buscar. Y no podría hacerlo sin contarle lo que
sabía acerca de Nicolás.
Y no
podía contar lo que sabía de Nicolás sin contárselo primero a Peter. No podía
permitir que se enterase por terceras personas, no podía permitir que su
familia se viera inmersa en aquel lío sin avisarla. A pesar del dolor que aún
le oprimía el pecho, a pesar del hecho de que estaba demasiado avergonzada de
sí misma para encararse con él, de algún modo tendría que encontrar valor para
decirle que su padre había sido asesinado, y no sabía si sería capaz de ello.
Como
si le hubiera leído el pensamiento, en aquel momento sonó el teléfono. Lali
cerró los ojos.
—¡Maldita
sea, Lali! —La furia contenida de aquella voz le llegó con toda claridad—. Si
no contestas el teléfono y me dices que estás bien, voy a llamar a Nicolás Riera
para que vaya ahí...
Lali
tomó el auricular.
—¡Estoy
bien! —gruñó, y volvió a colgar. ¡Qué tipo más pesado!
El
teléfono sonó otra vez, el tiempo justo para marcar de nuevo el número.
—De
acuerdo —dijo cuando respondió el contestador, ya en un tono más controlado
aunque todavía se percibía la irritación en cada palabra—. No debería haber
dicho lo que dije. Fui un tarado, y lo siento.
—Yo
también siento que seas un tarado —musitó Lali en dirección al teléfono.
—Mañana
podrás darme una patada en el trasero o partirme la cara, lo que más te guste
—prosiguió él—, pero no creas que vas a evitarme para siempre, porque no pienso
permitirlo.
Se
oyó un chasquido en la línea cuando colgó, y Lali rezó para que esta vez dejase
de llamarla
Pero
volvió a sonar el teléfono. Soltó un gemido. El contestador atendió la llamada.
—Anoche
no me cuidé —informó reposadamente.
—Ya
me di cuenta —dijo ella en tono sarcástico.
—Puedo
apostar a que tú tampoco estás usando ningún anticonceptivo —dijo Peter—.
Piensa en ello. —La línea chasqueó de nuevo.
—¡Estúpido!
—exclamó Lali con el rostro congestionado por la ira. ¡Que pensara en ello!
¿Y
cómo iba a pensar en otra cosa, ahora que él se lo había recordado tan
amablemente?
Paseó
furiosa por la casa, furiosa con Peter y consigo misma.
Ninguno
de los dos tenía excusa; no eran dos adolescentes irresponsables que
funcionasen según las hormonas y no con la cabeza, y sin embargo así era
exactamente como se habían comportado. ¿Cómo
habían podido ser tan descuidados? Debería haber pensado en la posibilidad de
quedarse embarazada, pero se sentía tan molesta y desgraciada que no había pensado
en las consecuencias.
Bueno,
ahora tenía las consecuencias delante, y con creces. ¡Como si no tuviera ya
bastante de que preocuparse!
Estaba
tan aterrorizada que pasó media hora antes de que se le ocurriera consultar el
calendario y contar los días. Cuando lo hizo, exhaló un suspiro de alivio.
Tenía que venirle la regla dentro de una semana, y ella siempre había sido muy
regular. No había nada seguro, pero tenía las posibilidades a su favor.
Continuará...
Lali no tiene ni una pistita x donde seguir,y el intenso d Peter k no para,jajaja,y eso k era ella la niñita enamorada del chico mayor.Parece k ahora es el ,quien esta mas enamorado ,k se fija al día siguiente k no se cuidaron ,y ella estaba d lo mas despreocupada.
ResponderEliminarNo sabes como espero el momento en que él se disculpe como se debe con ella. Y bueno también el momento en que se descubra toda la verdad! Esperemos que sucede con esto de que no se cuidaron.
ResponderEliminarEsperamos el sig. cap!!! :)
Seque un bebe no seria oportuno por todo lo que estan viviendo, pero seria tan bello, porque aun cuando ninguno lo crea, se aman...y ese bebe seria fruto de ese amor
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