miércoles, 18 de julio de 2012

Capítulo 59




Hola! como andan? Perdón por subir tan tarde, pero como ya les comente mis padres me secuestran cuando pueden y cuesta que me suelten jijiji Hoy voy a subir mínimo dos capítulos, recuerden ir firmando.
Aviso: El twitter no me anda por las dudas
Aviso 2: me pone contenta su esfuerzo por firmar más, además de la suma de nuevas lectoras :) 
Que disfruten el capítulo. Besos!
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Candela pasó con ella la mayor parte del día, llevándola en auto a donde tuviera que ir: el banco, lo primero de todo. Tener mil dólares en efectivo obró maravillas a la hora de sentirse segura, y lo primero que hizo fue devolver a Candela el dinero que se había gastado en la ropa. La siguiente visita fue a la compañía de seguros, que gracias a Dios requirió una sola escala, ya que la misma compañía aseguraba la casa y el auto. Lali se había recuperado lo suficiente para divertirse con el trato comprensivo, incluso deferencial, que recibió; la línea que separaba la celebridad de la mala fama era muy delgada, pero era obvio que ahora ella se encontraba en el lado de la celebridad.

A medida que fue transcurriendo la mañana, se sintió agradecida por su nueva posición. Como carecía por completo de identificación, tuvo que acudir el agente de seguros a verificarlo todo antes de poder conseguir tarjetas de crédito nuevas, pues las empresas que expedían éstas no eran muy propensos a enviar alegremente tarjetas a todo el que llamaba. Se le enviarían las tarjetas nuevas a cargo del agente de seguros, y llegarían al día siguiente. La compañía de seguros también se encargó de alquilar un auto para ella, que le entregarían aquella misma tarde.

A continuación tocaba ir de compras, y era tanto lo que necesitaba que se le bloqueó la mente al pensar en ello. Ni siquiera cuando la expulsaron de allí había perdido todas sus posesiones, a pesar de lo magras que eran. Esta vez estaba empezando desde cero, pero también tenía más recursos.

La eficiente Candela sugirió que hicieran una lista y ayudó a Lali a organizar sus ideas. Maleta, bolso, billetera; champú, jabón, desodorante, pasta de dientes; maquillaje y perfume; depiladora, cepillo, peine, secador de pelo, plancha de viaje; ropa interior, medias, zapatos, ropa.

—Dios mío —exclamó Lali contemplando la lista, que iba haciéndose cada vez más larga—. Esto va a costarme una fortuna.

—Sólo porque tienes que comprarlo todo de una vez. Todo lo que figura ahí tendrías que comprarlo en cualquier caso, con el tiempo. De todos modos, ¿qué dejarías fuera, el maquillaje?

—Seamos realistas —dijo Lali, y ambas rompieron a reír. Era la primera vez que reía en todo el día, y le produjo una sensación muy agradable.

Se dirigieron al centro comercial de la zona y llenaron dos carros. Incluso reduciendo las compras a lo mínimo necesario, estaba acumulando un montón de cosas. Sin embargo, ninguno de los zapatos le quedaba bien, lo cual supuso tener que hacer otra parada. Candela estaba tan entusiasmada con todo aquello, que Lali descubrió que en realidad estaba disfrutando. Nunca había participado en aquel rito de ir de compras con las amigas, y para ella constituía una experiencia nueva.

De forma inconsciente, Candela se hizo eco de lo que pensaba Lali:
—¡Vaya, esto sí que es divertido! Hacía siglos que no hacía algo así. Tenemos que repetirlo... en circunstancias distintas, naturalmente.

El importe total supuso un buen mordisco para su reserva de efectivo. Una vez que terminaron, Lali se dio cuenta de que estaba exhausta, y la observadora Candela la llevó de vuelta al motel.
Peter la llamó aquella noche, con voz que sonaba tan exhausta como se sentía ella.

—¿Cómo estás, chiquita? —le preguntó—. ¿Has conseguido hacer todo lo que querías?

—Estoy bien —respondió Lali—. Por lo menos, funciono. —Se había echado una siesta de dos horas, pero no le había servido de mucho—. La compañía de seguros está ocupándose de los detalles del auto de alquiler y de las empresas de las tarjetas de crédito, de manera que todo está saliendo bien. Candela me ha llevado de compras, así que ya tengo ropa.

—Maldición.
Lali hizo caso omiso del comentario, pero una sonrisa jugueteó en su boca.

—¿Cómo estás tú?

—Como si me hubiera pasado un tren por encima.
Lali titubeó, pues no estaba segura de querer oír la respuesta a su siguiente pregunta.

—¿Has encontrado algo ya?

—Aún no. —Su voz sonó tensa.

—¿Cómo se encuentra Eugenia?
Peter suspiró.

—No lo sé. Se pasa el tiempo sentada con la cabeza gacha. Ella y Nico tendrán que solucionar esto ellos mismos; yo no puedo meterme.

—Cuídate —dijo Lali con un tono de ternura en la voz.

—Tú también —contestó él con suavidad.

En cuanto colgó el teléfono, Lali llamó a Gimena. Se sentía culpable por no haber pensado antes en ello, sabiendo lo angustiada que estaba Gimena por aquel asunto.

Contestó la abuela. Cuando Lali preguntó por Gimena, la anciana dijo con preocupación:
—Supongo que se ha ido. Cogió su ropa y se largó, anteanoche. No he vuelto a saber de ella.
A Lali se le cayó el alma a los pies. Probablemente a Gimena le había entrado el pánico después de confesarle lo sucedido en la casa de verano, y ahora volvía a fugarse, sin razón alguna.

—Abuela, si sabes algo de ella, quiero que le digas una cosa. Es importante. El hombre que mató a Nicolás Lanzani está muerto. Ya no tiene que seguir estando asustada.
Su abuela guardó silencio por espacio de unos instantes.

—Así que por eso estaba tan nerviosa —dijo por fin—. Bueno, tal vez llame. Se dejó algunas cosas, así que puede que vuelva a buscarlas. Si viene, se lo diré.


La tarde del día siguiente sacaron el auto del señor Bauer del lago. El señor Bauer estaba dentro.

Probablemente siguiendo órdenes de Peter, un agente del sheriff fue al motel a decírselo a Lali. El joven se mostró incómodo y respetuoso, dando vueltas al sombrero entre las manos. No supo decir cómo había muerto el señor Bauer, pero iban a llevar el cadáver a la morgue, donde yacería en la misma sala que su asesino. Lali tuvo que reprimir el impulso instintivo de protestar, pues sabía que era inútil.

Cuando se marchó el agente, se dejó caer en la cama y lloró largo rato, y después llamó al detective Estrella. Al pobre señor Bauer no le quedaba ningún pariente, pero el detective prometió que averiguaría lo que le fuera posible acerca de lo que el señor Bauer pudiera haber dispuesto para su propio funeral, dado su estado de salud. Había que pasar por diversos trámites, por supuesto, ya que su muerte había sido por homicidio, pero como el asesino ya estaba muerto no sería un problema recoger pruebas forenses para un juicio.

El Cadillac de Nicolás Lanzani fue encontrado a la mañana siguiente, no muy lejos de donde se había hallado el automóvil del señor Bauer. El largo esqueleto que encontraron en el asiento de atrás constituía el único resto mortal del padre de Peter. El método de Alejo García para deshacerse de los cadáveres era sencillo: meterlos dentro de sus autos, poner un ladrillo encima del acelerador y meter la marcha. El sheriff Riera fue a quien se le ocurrió buscar los autos, y en el lago había sólo tres lugares en los que había profundidad suficiente para ocultar un auto. Al precisar de aquel modo la búsqueda, no les costó mucho encontrar los cadáveres.


Lali no consiguió hablar con Peter, pero la información volaba por la ciudad, y supo que estaba valiéndose de modo implacable de su influencia para lograr que liberasen los restos de Nicolás lo antes posible, para un funeral que iba a celebrarse con doce años de retraso. Ornella Lanzani se presentó en la ciudad por primera vez desde la desaparición de su marido, con aspecto trágico e increíblemente hermosa con su traje negro. La cínica valoración que había hecho Peter de su madre dio en el clavo: ser viuda era preferible con mucho a ser abandonada. Ahora que todo el mundo sabía que su esposo no la había dejado por la puta del pueblo, podía volver a pasearse con la cabeza alta.


Continuará...

1 comentario:

  1. Ornella vive todavía en la época d Maricastaña.Me encanta Peter preocupado x Lali,al igual k ella.Volver a comenzar d nuevo con todo es duro,pero con Cande al lado ,se lo pasa d maravilla.Euge ,bastante tiene con enfrentarse a sus propios demonios.

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