martes, 17 de julio de 2012

Capítulo 58









Hola!! como estuvo su tarde? espero que hayan disfrutado su día con sus amigos, pareja, familia o el perro jajaj Hasta aquí cumplo mi promesa, ahora depende de ustedes la subida de otro capítulo :) Espero que estén disfrutando de la maratón! Besos.
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—Lo siento —dijo con suavidad.
Peter aspiró profundamente.

—Hay mucho que hacer. No sé cuándo tendré un minuto libre.

—Lo entiendo. Yo también tengo mucho que hacer, todas las pólizas de seguros, cosas así.

Habría sido agradable que pudieran apoyarse el uno en el otro a lo largo de las duras pruebas que los aguardaban, pero la necesidad los empujaba en direcciones distintas. Como el dragado del lago debía hacerse con la supervisión de las autoridades, el acceso a dicho proceso sería limitado; eso lo sabía Lali sin necesidad de que se lo explicaran. Peter estaría allí, pero no se permitiría el paso a ningún otro civil que no participara directamente en la operación de dragado.

—No quiero dejarte —murmuró Peter, y ciertamente parecía incapaz de moverse a pesar de todo lo que aún quedaba por hacer antes de que terminara la noche.

—Es necesario. Mis problemas son en su mayor parte papeleo y compras, puedo ocuparme de ellos yo sola. Tú tienes problemas más serios.
Peter le levantó la cabeza con los dedos y clavó su mirada en ella.

—Hablaremos cuando esto haya terminado —dijo, una promesa que sonó más bien a una amenaza. Después la besó, una caricia cálida y dura—. Si me necesitas, llámame.

—Está bien.
La besó de nuevo, y Lali percibió que no tenía ganas de irse. Le acarició el pelo para consolarlo.


—No quiero irme —confesó Peter, apoyando su frente en la de ella—. Hace doce años tuve que decirle a mi madre que mi padre la había dejado por otra mujer; ahora tengo que decirle que en realidad lo asesinaron. Lo peor de todo es que sé que esto no va a alterarla tanto como lo primero.

—Tú no eres responsable de lo que ella sienta o no sienta —replicó Lali, tocándole el labio inferior con el pulgar—. Tú y Eugenia amaban a Nicolás, de modo que no le faltará quien lo llore.

—Eugenia. —Peter apretó los labios y su mirada se endureció—. Ha confesado lo que hizo, lo de las notas y el gato. Nicolás estaba destrozado, ha violado varias leyes con esa travesura.

—Deja que las cosas se tranquilicen antes de hacer nada —le aconsejó Lali—. Al fin y al cabo, la familia es la familia. No debes actuar precipitadamente y provocar una brecha. Recuerda que ella también ha pasado mucho. —Su propia familia había quedado dispersa a los cuatro vientos y su vida estaba sembrada de graves pérdidas, de modo que sabía muy bien lo que estaba diciendo. Vio reflejado en los ojos de Peter que aceptaba aquella verdad.
Un enorme bostezo se apoderó de ella, y la cabeza se le cayó contra el hombro de Peter.

—Éste ha sido mi último consejo por esta noche —dijo, y bostezó otra vez.
Peter la besó en la frente y la apartó de él con suavidad. Tuvo que obligarse a sí mismo a dejarla, pero sabía que si no lo hacía ya, se derrumbaría sobre la cama con ella.

—Duerme un poco, nena. Si me necesitas, llámame.

                                   *           *          *

En los días que siguieron, Lali se dio cuenta de que tenía una amiga en la ciudad. No sabía si Candela Vetrano se habría enterado por los chismorreos de dónde se alojaba Lali y le ofreció voluntariamente sus servicios, o si Peter la habría llamado para pedirle que la ayudara, pero no preguntó. Candela llamó a la puerta de la habitación del motel a las diez de la mañana del día siguiente y se puso a disposición de Lali.

Lali ya había llamado a Jimena y lo había arreglado todo para que le hiciera una transferencia bancaria, pero todavía necesitaba algún medio de acudir al banco a retirar el dinero. Y también necesitaba, con bastante urgencia, realizar algunas compras, y no sabía si alguna de las tiendas de la ciudad le vendería algo. La situación entre ella y Peter se había modificado de manera drástica, pero en la ciudad no estaba al tanto.

—Lo primero es lo primero —declaró Candela cuando Lali dijo que tenía que ir al banco. Observó a Lali con ojo crítico cuando ésta salía para subirse al auto. Las quemaduras no resultaban tan incómodas, pero Lali tenía la misma sensación que si la hubiera atropellado un camión, probablemente a consecuencia de las dos duras colisiones que había tenido con el suelo—. Voy a llevarte a mi casa —dijo Candela—. No tengas vergüenza en usar mi maquillaje, peinarte y arreglarte un poco. Y mientras lo haces, si me dices la talla que usas, te haré unas cuantas compras rápidas. Nada maravilloso —le dijo cogiéndola de la mano cuando la otra abrió la boca para protestar—, sólo ropa interior, unos pantalones y una blusa para que puedas quitarte esa bata. Ya me lo pagarás cuando saques el dinero.
Poniendo las cosas de aquel modo, Lali no pudo negarse.

—Gracias —dijo sonriente a Candela—. Estaba pensando si podría comprar ropa en la ciudad.

—Podrás —aseguró Candela con total seguridad—. O de lo contrario yo misma llamaré a Peter Lanzani y le diré que resuelva el tema. Además, la ciudad entera no para de hablar de la noticia de que su padre en realidad no se fugó con tu madre, que tú imaginaste que lo habían asesinado y por eso regresaste aquí a demostrarlo. Estamos todos pasmados con lo del señor García. ¡Imaginar que se puso a discutir con su mejor amigo y lo mató accidentalmente, y lo ha ocultado durante todos estos años! Eso debió de volverlo loco para prender fuego a tu casa de esa manera. ¿Es verdad que intentó dispararte a ti también, y que Eugenia Lanzani consiguió disparar primero?

—Algo parecido —dijo Lali débilmente, preguntándose cuál sería la versión oficial. No quería contradecir lo que estuviera diciendo la gente. Que ella supiera, tan sólo Peter, Eugenia y ella estaban enterados de la aventura no deseada de ésta con Alejo que había durado —siete años.

Candela la dejó en su casa, y Lali disfrutó de otra larga ducha durante la cual tuvo que enjuagarse el pelo varias veces con un champú con olor a fresa para quitarle el olor a humo. Le tomó la palabra a Candela y se embadurnó de crema hidratante de la cabeza a los pies, tras lo cual empezó a sentirse humana de nuevo. Se puso una cantidad mínima de maquillaje, justo lo suficiente para aportar un poco de color a la cara, y se secó el pelo con el secador. Para cuando terminó, Candela ya estaba de vuelta con las compras, entre las cuales, por fortuna, se incluía un cepillo de dientes.

La ropa era sencilla: ropa interior, y un ligero conjunto de lino de pantalón y túnica. Era maravilloso volver a llevar ropa interior; era muy consciente de su desnudez bajo la bata. Candela tenía buen ojo para los colores; el conjunto de lino que le había escogido era en tonos tierra y de la talla correcta, el hecho de saber que la favorecía le levantó el ánimo.

Continuará...

4 comentarios:

  1. Ayye encanta como cande se trata a lali. Es un amor(: y quiero saber q pasa ahora entre euge y nico. Quiero mas y ya!!

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  2. Buenísimo k el pueblo comente lo sucedido ,y k Lali volvió para esclarecer k asesinaron a Nícolas.

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  3. Claro k quiero mas caps,es un vicio esta novela.

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  4. Ya se van aclarando las cosas...lo unico que la madre de Peter no se si la acepte...es verdad que su padre no se fue con la madre de Lali pero...si estaban liados y eso es muy fuerte, aceptar como nuera a la hija de la amante de sumarido...muy fuerte...pero espero que todo se arregle...
    Me encanta esta novela

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