domingo, 26 de agosto de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 3



Hola!! como andan??  
Creo que todas llegaron a la misma conclusión en el capítulo anterior jajaja
El capítulo de hoy va dedicado a Camila Primera en firmar!! :) 
Veo que aumentaron las firmas y eso me alegra :)
Un beso y que comiencen de 10 su semana!
________________________________________

Cuando despertó, parpadeó ante la intensa luz del sol que entraba por la ventana. Durante unos segundos permaneció tumbada, observando la extraña habitación y preguntándose dónde se encontraba. Entonces recordó su aventura en el mar. Recordó el ojo de buey, las aguas heladas y el sonido de las olas chocando contra las rocas. Ni siquiera sabía de dónde había sacado el coraje suficiente como para hacer algo así. Pero el destino, había querido que se salvara y que la llevaran a aquel lugar.
Intentó sentarse, pero la cabeza le dolía terriblemente. Se llevó una mano a la cabeza y notó el chichón que tenía en la sien.
Abrió los ojos con lentitud y miró a su alrededor una vez más. La decoración del dormitorio era sencilla. Sólo había una cama, una silla y una cómoda. Las paredes desnudas y el techo eran de color blanco. Un enorme jarrón con flores silvestres, colocado en el alféizar, confería el único color al lugar. El suelo era de madera, oscurecido por el paso de los años, y había una gran alfombra de lana junto al lecho. No pudo distinguir su ropa en ninguna parte, y no tenía intención de levantarse desnuda para buscarla.
En aquel instante oyó un sonido al otro lado de la puerta.
—¿Hola? ¿Hay alguien en casa?
Un segundo después la puerta se abrió y una mujer se asomó por la abertura.
—Vaya, vaya. Por fin has despertado —dijo, mientras entraba—. Y tienes buen aspecto.
Se trataba de una mujer corpulenta, de edad avanzada, pelo canoso y ojos marrones muy expresivos. Su amplio cuerpo estaba cubierto por un jersey y una falda bajo la que llevaba unas medias anchas. Tenía un aspecto muy maternal.
Lali sonrió con incertidumbre, desde la cama.
—Hola. ¿Cómo he llegado hasta aquí?
—Espera a que prepare un té. Te sentirás mucho mejor después.
La mujer se marchó y Lali observó la puerta, pensativa. Aquella voz le resultaba vagamente familiar. Entonces recordó el sueño, o lo que ella creía que había sido un sueño. También había un hombre alto, pero no recordaba más detalles.
Sin embargo, recordaba perfectamente la amenaza del señor Agüero. Ya habrían descubierto que se había escapado, pero no podía saber si la darían por muerta en el océano o si empezarían a buscarla. Tal vez no quisieran correr el riesgo de permitir que escapara con vida. Tal vez en aquellos mismos instantes estuvieran intentando descubrir si había conseguido alcanzar la costa.
En primer lugar, debía notificar lo sucedido a las autoridades, y dejar que fuera la policía quien se las viera con el señor Agüero y con sus amigos. Impaciente, se levantó de la cama y miró por la ventana. La casa estaba en un alto, pero no se veía nada salvo kilómetros y kilómetros de campo desolado que se fundía con el horizonte. Era la tierra más extraña que había visto nunca. Se preguntó por el lugar donde se encontraba. El acento de la mujer que había entrado era del norte, pero no parecía argentina, sino más bien brasilera. Posiblemente, estaba en la costa este de Brasil.
Pensativa, volvió a tumbarse en la cama. Había ido a parar a algún sitio en mitad de los páramos brasileños y no tenía ni un dolar en el bolsillo ni un triste par de zapatos. Pero al menos estaba viva.
La mujer regresó al cabo de unos minutos, con una taza de té caliente y azucarado.
—Ahora quédate en la cama y tómatelo. Te he traído un viejo vestido y un par de zapatillas. Te lo puedes poner mientras se seca tu ropa. Cuando hayas terminado con el té, podrás tomar un baño caliente. Tienes que tener buen aspecto para cuando llegue el jefe.
—¿El jefe? —preguntó Lali, sorprendida—. ¿Jefe de qué?
—El jefe del clan, por supuesto. El joven Peter Lanzani, caballero de los ciervos y de las águilas, por utilizar su verdadero título. Por cierto, he observado que has perdido tus zapatos. Llamaré a la tienda del puerto y pediré que envíen un par. ¿Cuál es tu número?
—El treinta y seis. Muchas gracias por todo, señora…
La mujer rió.
—Me llamo Cristina, y soy señorita, no señora. ¿Es que no reconoces a una vieja criada cuando la ves?
—Bueno, has sido muy amable conmigo, Cristina. Yo me llamo Lali.
—Sí, lo sé.
—¿Lo sabes? —preguntó, sorprendida por enésima vez.
—Por supuesto. Me dijeron cómo te llamabas. Y te describieron perfectamente.
Lali sintió miedo.
—¿Te lo dijeron? ¿Quiénes? ¿Ha preguntado alguien por mí? ¿Tal vez un hombre extraño llamado Agüero?
Cristina frunció el ceño e hizo un gesto negativo con la cabeza.

Continuará...

8 comentarios:

  1. Me encanta la nove eres una genia ya lo sabes. Massss!!!

    ResponderEliminar
  2. Me encanta!
    Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
    Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
    Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
    Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

    ResponderEliminar
  3. creo que cristina dice que sabe su nombre por lo de la leyenda y eso!! no se es una sospecha!! massss noveeee!!!!. camila

    ResponderEliminar
  4. jjajaj apobre esta preocupada que se la llevenb de nuevo mas novelaaaaaaaaaaaaaaa

    ResponderEliminar
  5. Hola nueva lectora me encanta q misterio esta buenísima subí Masss
    Besos :)

    ResponderEliminar
  6. Muy buena,la descubrí hoy,me encantó,ya me sumo!

    ResponderEliminar
  7. Hasta k llegue "el jefe",no se va a aclarar nada.

    ResponderEliminar
  8. esta loca!! se lo dijeron?? quienes? Cristina nos va a dar momentos buenos creo =)

    ayyy ya quiero mas BESOS! @Inma_06

    ResponderEliminar