Hola!! como andan??
Creo que todas llegaron a la misma conclusión en el capítulo anterior jajaja
El capítulo de hoy va dedicado a Camila Primera en firmar!! :)
Veo que aumentaron las firmas y eso me alegra :)
Un beso y que comiencen de 10 su semana!
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Cuando despertó, parpadeó ante la
intensa luz del sol que entraba por la ventana. Durante unos segundos
permaneció tumbada, observando la extraña habitación y preguntándose dónde se
encontraba. Entonces recordó su aventura en el mar. Recordó el ojo de buey, las
aguas heladas y el sonido de las olas chocando contra las rocas. Ni siquiera
sabía de dónde había sacado el coraje suficiente como para hacer algo así. Pero
el destino, había querido que se salvara y que la llevaran a aquel lugar.
Intentó sentarse, pero la cabeza le
dolía terriblemente. Se llevó una mano a la cabeza y notó el chichón que tenía
en la sien.
Abrió los ojos con lentitud y miró a
su alrededor una vez más. La decoración del dormitorio era sencilla. Sólo había
una cama, una silla y una cómoda. Las paredes desnudas y el techo eran de color
blanco. Un enorme jarrón con flores silvestres, colocado en el alféizar, confería
el único color al lugar. El suelo era de madera, oscurecido por el paso de
los años, y había una gran alfombra de lana junto al lecho. No pudo distinguir
su ropa en ninguna parte, y no tenía intención de levantarse desnuda para
buscarla.
En aquel instante oyó un sonido al
otro lado de la puerta.
—¿Hola? ¿Hay alguien en casa?
Un segundo después la puerta se abrió
y una mujer se asomó por la abertura.
—Vaya, vaya. Por fin has despertado
—dijo, mientras entraba—. Y tienes buen aspecto.
Se trataba de una mujer corpulenta, de
edad avanzada, pelo canoso y ojos marrones muy expresivos. Su amplio cuerpo
estaba cubierto por un jersey y una falda bajo la que llevaba unas medias anchas.
Tenía un aspecto muy maternal.
Lali sonrió con incertidumbre, desde
la cama.
—Hola. ¿Cómo he llegado hasta aquí?
—Espera a que prepare un té. Te
sentirás mucho mejor después.
La mujer se marchó y Lali observó la
puerta, pensativa. Aquella voz le resultaba vagamente familiar. Entonces
recordó el sueño, o lo que ella creía que había sido un sueño. También había un
hombre alto, pero no recordaba más detalles.
Sin embargo, recordaba perfectamente
la amenaza del señor Agüero. Ya habrían descubierto que se había escapado, pero
no podía saber si la darían por muerta en el océano o si empezarían a buscarla.
Tal vez no quisieran correr el riesgo de permitir que escapara con vida. Tal
vez en aquellos mismos instantes estuvieran intentando descubrir si había
conseguido alcanzar la costa.
En primer lugar, debía notificar lo
sucedido a las autoridades, y dejar que fuera la policía quien se las viera con
el señor Agüero y con sus amigos. Impaciente, se levantó de la cama y miró por
la ventana. La casa estaba en un alto, pero no se veía nada salvo kilómetros y
kilómetros de campo desolado que se fundía con el horizonte. Era la tierra más
extraña que había visto nunca. Se preguntó por el lugar donde se encontraba. El
acento de la mujer que había entrado era del norte, pero no parecía argentina,
sino más bien brasilera. Posiblemente, estaba en la costa este de Brasil.
Pensativa, volvió a tumbarse en la
cama. Había ido a parar a algún sitio en mitad de los páramos brasileños y no
tenía ni un dolar en el bolsillo ni un triste par de zapatos. Pero al menos
estaba viva.
La mujer regresó al cabo de unos
minutos, con una taza de té caliente y azucarado.
—Ahora quédate en la cama y tómatelo.
Te he traído un viejo vestido y un par de zapatillas. Te lo puedes poner
mientras se seca tu ropa. Cuando hayas terminado con el té, podrás tomar un
baño caliente. Tienes que tener buen aspecto para cuando llegue el jefe.
—¿El jefe? —preguntó Lali,
sorprendida—. ¿Jefe de qué?
—El jefe del clan, por supuesto. El
joven Peter Lanzani, caballero de los ciervos y de las águilas, por utilizar su
verdadero título. Por cierto, he observado que has perdido tus zapatos. Llamaré
a la tienda del puerto y pediré que envíen un par. ¿Cuál es tu número?
—El treinta y seis. Muchas gracias por
todo, señora…
La mujer rió.
—Me llamo Cristina, y soy señorita, no
señora. ¿Es que no reconoces a una vieja criada cuando la ves?
—Bueno, has sido muy amable conmigo, Cristina.
Yo me llamo Lali.
—Sí, lo sé.
—¿Lo sabes? —preguntó, sorprendida por
enésima vez.
—Por supuesto. Me dijeron cómo te
llamabas. Y te describieron perfectamente.
Lali sintió miedo.
—¿Te lo dijeron? ¿Quiénes? ¿Ha
preguntado alguien por mí? ¿Tal vez un hombre extraño llamado Agüero?
Cristina frunció el ceño e hizo un
gesto negativo con la cabeza.
Continuará...
Me encanta la nove eres una genia ya lo sabes. Massss!!!
ResponderEliminarMe encanta!
ResponderEliminarMás noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
Más noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!
creo que cristina dice que sabe su nombre por lo de la leyenda y eso!! no se es una sospecha!! massss noveeee!!!!. camila
ResponderEliminarjjajaj apobre esta preocupada que se la llevenb de nuevo mas novelaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarHola nueva lectora me encanta q misterio esta buenísima subí Masss
ResponderEliminarBesos :)
Muy buena,la descubrí hoy,me encantó,ya me sumo!
ResponderEliminarHasta k llegue "el jefe",no se va a aclarar nada.
ResponderEliminaresta loca!! se lo dijeron?? quienes? Cristina nos va a dar momentos buenos creo =)
ResponderEliminarayyy ya quiero mas BESOS! @Inma_06