lunes, 7 de mayo de 2012

Capítulo 6






Hola! como andan? 
Chicas no me están haciendo feliz :( las firmas son pocas (solo Chari, la cual le agradezco mucho) espero que cooperen eh!
Porque soy buena les dejo capítulo!
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Dio vueltas en el delgado jergón y se dejó llevar por una semifantasía, dormida a medias, en la que volvió a vivir el tenso y misterioso romance del libro que estaba leyendo. Supo de manera instantánea el momento en que Joaquín y Patricio llegaron a casa, cerca de la una. Entraron tambaleándose, sin el menor esfuerzo por no hacer ruido, riendo a carcajadas por algo que habían hecho aquella noche sus amigotes de copas. Los dos eran todavía menores de edad, pero una cosita tan insignificante como una ley nunca se ponía por medio cuando un Espósito quería hacer algo. Los chicos no podían ir a moteles de carretera, pero había otros muchos lugares en los que podían emborracharse, y se los conocían todos. A veces robaban la bebida, otras veces pagaban a alguien para que se la comprara, en cuyo caso robaban el dinero. Ninguno de los dos tenía trabajo, ni de media jornada ni de otra clase, porque nadie quería contratarlos. De todos era sabido que los chicos de los Espósito eran capaces de desvalijar a cualquiera.

—El tonto de Poss —reía Patricio—. ¡Buuum!

Aquello fue suficiente para que Joaquín estallase en risotadas y alaridos. De los fragmentos incoherentes que Lali llegó a oír, evidentemente «el tonto de Poss», fuera quien fuera, se había asustado por algo que había provocado el ruido de una fuerte explosión. Por lo visto, a los chicos les resultaba muy gracioso, pero probablemente por la mañana ya no se acordarían de ello.

Despertaron a Torito, y Lali lo oyó sollozar, pero no lloró, de modo que no se levantó de la cama. No le habría gustado entrar en el dormitorio de los chicos en camisón —de hecho, se habría muerto de miedo—, pero lo habría hecho si hubieran asustado a Torito y lo hubieran hecho llorar.

Pero Patricio dijo:
—Cállate y vuelve a dormirte —y Torito guardó silencio otra vez. Al cabo de unos minutos estaban todos dormidos y un coro de ronquidos subía y bajaba en la oscuridad.

Media hora después llegó Estefanía. No hizo ruido, o por lo menos intentó no hacerlo, andando de puntillas con los zapatos en la mano. La acompañaba un tufo a cerveza y a sexo, todo mezclado en un remolino amarillo, rojo y pardo. No se molestó en desvestirse, sino que se dejó caer en su jergón y exhaló un profundo suspiro, casi como un ronroneo.

—¿Estás despierta, Lali? —preguntó al cabo de unos instantes con voz turbia.

—Sí.

—Ya me lo imaginaba. Deberías haber venido conmigo. Me he divertido horrores. —Aquella última frase tenía un deje de sensualidad—. No sabes lo que te estás perdiendo, hermanita.

—Entonces no me lo estoy perdiendo, ¿no? —susurró Lali, y Estefanía soltó una risita.

Lali se adormeció ligeramente a la espera de oír el auto de su mamá para cerciorarse de que todos estaban a salvo en casa. Dos veces se despertó con un sobresalto, preguntándose si Gimena habría conseguido entrar sin despertarla, y se levantó para mirar por la ventana a ver si estaba allí su auto. Pero no estaba.
Aquella noche Gimena no volvió a casa.

                               *              *              *

—Papá no vino a casa anoche.
Eugenia estaba de pie Junto a la ventana del comedor, con el rostro contraído por la vergüenza.

Peter continuaba desayunando; no había muchas cosas que pudieran quitarle el apetito. De modo que aquélla era la razón por la que Eugenia se había levantado tan temprano, porque por regla general no se movía de la cama hasta las diez o más. ¿Qué habría hecho? ¿Esperar hasta que Nicolás volviera a casa? Suspirando, se preguntó qué pensaría Eugenia que podía hacer él acerca del modo en que pasaba el tiempo su padre. ¿Mandarlo a la cama sin cenar? No recordaba ninguna época en la que Nicolás no hubiera tenido una amante, aunque Gimena Espósito ciertamente tenía mucho más poder de permanencia que el resto.

A su madre, Ornella, no le importaba en absoluto dónde pasaba la noche Nicolás, siempre que no fuera con ella, y simplemente fingía que las aventuras de su marido no existían. Como a Ornella no le importaba, a Peter tampoco. Habría sido distinto si Ornella se sintiera afligida, pero ése no era precisamente el caso. No era que no quisiera a Nicolás; Peter suponía que sí lo amaba, a su manera.

Pero es que a Ornella claramente le desagradaba el sexo, le desagradaba que la tocasen, aunque fuera por casualidad. Para Nicolás, tener una amante era la mejor solución de todas. No trataba mal a Ornella, y aunque jamás se molestaba en esconder sus aventuras, la postura de ella como esposa era segura.  Era un arreglo muy a la antigua que tenían sus padres, aunque a Peter no le gustaría nada tener algo así cuando por fin decidiera casarse, pero les convenía a ambos.

Sin embargo, Eugenia nunca había podido verlo de aquella manera. Se sentía dolorosamente protectora con Ornella, pues estaba unida a ella de una forma en que Peter jamás podría estarlo, e imaginaba que Ornella se sentía humillada y herida por las aventuras de su marido. Al mismo tiempo, Eugenia adoraba a su padre y nunca era tan feliz como cuando él le prestaba atención. En su mente se hacía una idea de cómo tenían que ser las familias, estrechamente unidas y amorosas, siempre apoyándose entre sí, los padres entregados el uno al otro, y llevaba toda la vida tratando de que su familia encajase con aquella idea.

—¿Lo sabe mamá? —preguntó Peter con calma, y se abstuvo de preguntarle a Eugenia si de verdad creía que a Ornella iba a importarle algo si lo supiera. A veces sentía lástima de su hermana, pero también la quería y no trataba deliberadamente de hacerle daño.
Eugenia sacudió la cabeza en un gesto negativo.

—Aún no se ha levantado.

—Entonces, ¿de qué sirve preocuparse? Para cuando se levante, cuando llegue papá ella creerá que regresa de algún sitio a donde habrá ido esta mañana.

—¡Pero ha estado con ésa! —Eugenia se volvió para mirar a Peter con los ojos inundados de lágrimas—. Con esa Espósito.

—Tú no lo sabes. Puede que se haya pasado la noche jugando al póker. —A Nicolás le gustaba jugar al póker, pero Peter dudaba que los naipes tuvieran algo que ver con su ausencia. Conocía a su padre, y lo conocía muy bien, y sabía que era mucho más probable que hubiera pasado la noche con Gimena Espósito o con alguna otra mujer que le hubiera llamado la atención. Gimena era una necia si creía que Nicolás le era más fiel a ella que a su esposa.

—¿Tú crees? —preguntó Eugenia, ansiosa de creer cualquier excusa que no fuera la más probable.
Peter se encogió de hombros.

—Es posible. —También era posible que un día un meteoro se estrellase contra la casa, pero no era muy probable. Se bebió lo que le quedaba del café y empujó hacia atrás su silla—. Cuando llegue, dile que he ido a Baton Rouge a inspeccionar la propiedad de la que estuvimos hablando. Estaré de vuelta a las tres, como muy tarde. –Como su hermana seguía pareciendo tan desamparada, le pasó un brazo por los hombros y le dio un apretón. Por algún motivo Eugenia había nacido sin la decisión ni la arrogante seguridad del resto de la familia. Hasta Ornella, por muy distante que se mostrara, siempre sabía exactamente lo que quería y cómo conseguirlo. Eugenia siempre parecía desvalida frente a las fuertes personalidades de los demás miembros de su familia.

Enterró la cabeza en el hombro de Peter durante unos instantes, igual que hacía cuando era pequeña y acudía corriendo a su hermano mayor cada vez que pasaba algo malo y Nicolás no estaba allí para arreglar las cosas. Aunque él le llevaba sólo dos años, siempre se había mostrado protector con ella, e incluso desde niño sabía que su hermana carecía de la fortaleza interior que poseía él.

—¿Y qué hago si en realidad ha estado con esa fulana? —preguntó Eugenia con la voz amortiguada contra el hombro de Peter.
Éste procuró reprimir su impaciencia, pero se le filtró algo en el tono de voz.

—No harás nada. No es asunto tuyo.



Continuará...

2 comentarios:

  1. me encanta esta nove es espectacular!!!!!!!!!!!!!!

    las noves de Cami son geniales.... gracias por subirla =)

    besoss

    @Inma_06

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  2. Cada vez mejor,Lali k cuida y protege a su hermano Torito,y a pesar d como es el resto d la familia se preocupa x k esten en casa ,y a salvo.Peter k protege a Eugenia,y es consciente d las andanzas d su padre,pero x como lo dice,me parece k no le tiene rencor a Gimena ,puesto k sabe k su padre,haria lo mismo con cualquier otra,pero no abandonaria a su madre.

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