viernes, 14 de septiembre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 21



Hola, como andan? Al fin Viernes! ijijij
El capítulo de hoy va dedicado para ruizirene , primera en firmar, e Inma quien firmó, uff...un montón de veces jijij (Gracias por eso)
Espero que disfruten del capítulo!
Besos.
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Aquella noche no consiguió dormir demasiado. Cuando amaneció, le dolía la cabeza, de manera que decidió tomar una ducha fría.
Se puso un chándal de color azul y unas deportivas. Después, abrió la ventana y respiró profundamente. Olía a mar y a resina de pino. Y más allá del bosque pudo contemplar las olas chocando contra la playa.
El sentimiento de enfado e injusticia derivado de la noche anterior desapareció de inmediato, reemplazado por una extraña mezcla de culpa y arrepentimiento. Ahora entendía que le había dado razones más que suficientes para que se enfadara con ella.
Desde su llegada no había hecho otra cosa que dejar claro que no era su prometida y que no tenía intención de casarse con él. En tales circunstancias, no tenía derecho alguno a mencionar a Pamela.
Por mucho que lo negara intelectualmente, su corazón sabía que estaba celosa. Había cometido el clásico error de confundir sexo con amor. Además, no podía creer que se hubiera enamorado de un hombre que era un completo enigma. Sin embargo, de no haber estado enamorada, no habría corrido a buscar excusas a su comportamiento.
Las cosas se habían complicado bastante. No pertenecía a aquel lugar y ambos lo sabían. Peter sólo intentaba mostrar cierta consideración hacia Cristina y hacia los lugareños que creían en la leyenda, pero a la hora de la verdad, se casaría con la mujer que él eligiese.
Decepcionada, se apartó de la ventana, arregló la cama y bajó por las escaleras.
Al llegar al recibidor se detuvo. No se oía nada. De manera impulsiva abrió la puerta principal de la casa, salió y caminó hacia la playa, entre los árboles. La playa estaba desierta, y un par de gaviotas volaban en lo alto, observándola con curiosidad. A su izquierda, la playa avanzaba hacia el pueblo, de modo que comenzó a correr en dirección opuesta.
Corrió hasta que no pudo más. Descansó un poco y siguió corriendo durante diez minutos más hasta que llegó al otro extremo de la bahía. Entonces subió a una roca y contempló el panorama. No había visto nada tan bello en toda su vida. Las grandes olas del Atlántico chocaban a lo largo de la costa contra los acantilados rojizos, en un paisaje virgen no contaminado por la civilización. Un lugar donde cualquier poeta podría encontrar la inspiración, donde cualquier alma atormentada podría encontrar la paz.
Tal vez fuera la sensación de soledad y la belleza, o tal vez sus propios sentimientos, pero una lágrima resbaló por su mejilla. Perdida en sus pensamientos, se sentó sobre la roca durante un buen rato, hasta que se levantó suspirando y regresó a la casa.
El ejercicio había despertado su apetito. En cuanto entró en la mansión, el olor a bacon la guió directamente a la cocina. Cuando se encontraba en el pasillo, escuchó la voz de Peter y dudó. La perspectiva de enfrentarse a él tan temprano no le apetecía demasiado, pero era consciente de que debían verse cara a cara en algún momento. Intenta recomponer su autoestima, respiró profundamente y entró.
—Buenos días.
El ama de llaves se dio la vuelta y sonrió.
—Estaba esperándote. Sírvete el zumo de naranja y los cereales. Mientras tanto, te prepararé algo apetitoso.
Incómoda por la presencia del dueño de la casa, se sirvió un vaso de leche y se sentó en la mesa, frente a él. Peter estaba tomándose un café.
—Parece que esta mañana te has levantado con espíritu deportivo —dijo con ironía—. ¿Piensas salir a correr?
—Ya he salido —murmuró, molesta por su tono de sarcasmo—. Me levanté hace una hora y salí a correr por la playa.
Peter pareció impresionado.
—Bien. El aire fresco del mar hace milagros. ¿Has dormido bien?
—Como un tronco —mintió.
—Sí, supongo que se deberá al gasto de energía que hiciste anoche —comentó con inocencia, levantando la voz para que el ama de llaves pudiera oírlo—. Lali me dejó impresionado anoche. Para ella era la primera vez, pero adoptó el ritmo de inmediato. Creo que se divirtió tanto que le habría gustado continuar toda la noche.
Lali lo miró aterrorizada.
—¿A qué te refieres? —preguntó la señora Belén. Los ojos verdes de Peter brillaron con malicia. No podía creer que fuera a contar lo sucedido.
—Al baile —rió, divertido—. Le dije que no participara, pero se empeñó en hacerlo.
Lali lo miró durante unos segundos. La había engañado por completo.
Peter se sirvió otra taza de café.
—No te molestes en preparar comida. Lali y yo comeremos en el hotel. Y probablemente, no regresaremos hasta tarde.
—Bueno, si pensáis ir a Inverness, podríais traer…
—Hoy no. Voy a sacar el Flamingo para pescar salmones en La Bahía —dijo, mirando a Lali—. No te importará dar un pequeño paseo en barco, ¿verdad?
Lali sabía que no tenía elección, a pesar de que su experiencia en el yate no había despertado en ella ningún amor por la navegación. Apartó el vaso de leche y dijo:
—Como quieras, Peter. Pero no me gustaría molestarte.
—No te preocupes, no me molestarás. De hecho, insisto en que vengas conmigo —sonrió.
—En tal caso, ¿cómo puedo negarme, cariño?
El tono de sarcasmo de su voz pasó desapercibido a la señora Belén, que sonrió y suspiró, encantada con lo que parecía ser una típica conversación entre enamorados.
Dos horas más tarde condujeron hacia el pueblo y aparcaron en el puerto. El Flamingo era un barco pequeño, pero de línea poderosa y aspecto veloz. Peter se detuvo un momento en el muelle, observándolo con orgullo y dándole todo tipo de explicaciones sobre el navío.
Lali escuchó con cierto aire distante, asintiendo cuando debía, hasta que al cabo de un rato preguntó:
—¿Vamos a ir muy lejos?
—A unas veinte millas marinas.
—¿Vas a recorrer veinte millas para pescar? —preguntó asombrada.
—¿Por qué no?
—Bueno, a decir verdad, no me interesan demasiado los peces.
—Lo siento por ti. La futura dama del clan debería estar interesada por todo lo que tiene que ver con su comunidad.
—Mira, Peter, ahora estamos solos y podemos hablar con sinceridad. Tú no quieres casarte conmigo, de modo que no necesitamos continuar con esta farsa.
Peter apretó los labios enfadado. La tomó por los hombros y su voz sonó con la fuerza de un látigo.
—No sabes lo que quiero, pequeña loca. Que me case o no contigo depende exclusivamente de ti.
Sus ojos negros lo miraron, desafiantes.
—Ya. Me olvidaba de que tu esposa debe merecer tu posición social. Creí que el matrimonio tenía, que ver con el amor, no con el dinero.
Peter la soltó, pero sin dejar de observarla con atención.

Continuará...

10 comentarios:

  1. ree bueno el cap , me gusto mucho genia!

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  2. se tiran cañonazos en formas de palabras... era obvio que Peter hablaba del baile, pero habiendo acabado la noche como la acabaron ella penso otra cosa... pero no creo que Peter llegue a faltarle el respeto a Lali hasta ese punto.

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  3. me encnata... se esta poniendo interesante... ella acepto que esta enamorada, y que quizas fue un error, pero lo esta. Y a pesar de eso está haciendose respetar, le esta parando los pies a Peter... le esta diciendo las cosas como son, le guste a el o no =)

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  4. espero mas novelas BESOS!!!! @Inma_06

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  5. mas nove por faaaa!!!! . camila

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  6. Peter sigue sin hablarle claro.

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