domingo, 9 de septiembre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 16


Hola, como andan? Yo sorprendida de mi misma...me acabo de leer un libro de 300 paginas en casi tres días...
El capítulo de hoy va dedicado para camila primera en firmar :)
Espero que les guste el capítulo de hoy.
PD: no me paso nada Irene jijij así que no te preocupes :D
Un abrazo psicológico y que comiencen su semana de diez.
Besos!
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Peter dejó los paquetes a los pies de la cama. Era una cama de matrimonio. El edredón estaba doblado de manera que podían verse las sábanas blancas de lino.
—Hice que la criada preparara esta habitación por la mañana —dijo, observándola con atención—. No es la mazmorra que esperabas, ¿verdad?
Caminó hacia el otro lado del dormitorio y abrió una puerta.
—Este es el cuarto de baño. Si hay algo que necesites, díselo a la señora Belén. Ella se encargará de proporcionártelo —añadió.
Por muchas vueltas que diera, no había nada en la habitación que le disgustase. Era grande y aireada, decorada en un tono suave de rosa. Sobre la cómoda había un jarrón con flores, y la alfombra del suelo parecía gruesa y de buena calidad. La ventana se alzaba sobre los árboles que rodeaban la casa, proporcionando una vista panorámica de las aguas azules de la bahía y del pueblo.
—Si no te gusta, siempre puedes compartir la habitación principal conmigo —ofreció Peter, amistosamente—. Es mucho más grande. Tal vez quieras verla, por si cambias de opinión.
Lali hizo un gesto de desdén y caminó hacia la pesada puerta de roble, donde examinó la cerradura.
—¿Hay alguna llave para esta cosa?
—Sobre la cómoda.
—Muy bien. En tal caso, el dormitorio me parece perfecto.
—Entonces te dejaré para que puedas acomodarte —dijo con fría educación—. Sugiero que te vistas adecuadamente para la fiesta de esta noche. Las fiestas del lugar suelen ser bastante intensas.
En cuanto se marchó, Lali tomó la llave y cerró la puerta. Sabía que Peter era perfectamente capaz de derribarla a patadas, pero la ilusión de tener cierta seguridad, aunque fuera falsa, la tranquilizaba.
Había contemplado la mansión desde la casa de Cristina, pero estaba rodeada por un pinar que impedía parcialmente su visión. Cuando el todoterreno aparcó frente a la puerta principal, admiró con asombro el tamaño y la belleza del lugar, tan hermoso que tuvo que hacer un esfuerzo para mantener su fingido aire de indiferencia.
De tres pisos de altura y edificado con granito, encajaba a la perfección en el paisaje rocoso de los acantilados. Las cuatro torres defensivas y las almenas demostraban que original había sido un castillo, y que los antepasados de Peter lo habían levantado con la intención de defenderse de sus enemigos.
Asombrada y sin ningún entusiasmo, subió los escalones del umbral con Peter, después de dejar atrás el arco de la entrada. Después, se detuvieron en el recibidor. El dueño de la mansión dejó los paquetes sobre una mesa y le ordenó con brusquedad que permaneciera allí mientras iba en busca del ama de llaves. Lali aprovechó la oportunidad para echar un vistazo al enorme salón. Las paredes estaban recubiertas con paneles de madera, algo más oscuros que el entarimado del suelo. Había multitud de puertas que daban a otras habitaciones, y una gran escalera a su izquierda que conducía a los pisos superiores de la casa. Olía a cuero y a cera para muebles. Al fondo pudo distinguir un corredor que probablemente llevaba a la cocina. Pensó que si entrecerraba los ojos le resultaría fácil imaginar aquel lugar en tiempos pasados, con multitud de criados llevando comida y bebida para su dueño y señor.
Al oír que mencionaba al ama de llaves se sintió aliviada. Al menos no estaría a solas con él. Pero Peter regresó al cabo de un rato murmurando algo acerca de que nunca conseguía encontrarla cuando la necesitaba. Lali lo miró como sospechando que mentía, pero al cabo tuvo que admitir que seguramente decía la verdad. Alguien debía encargarse de la limpieza, puesto que no podía imaginarlo con un plumero y una escoba.
Irritado, recogió los paquetes y gruñó:
—Tu dormitorio está arriba. Sígueme.
Al menos ahora tenía un poco de intimidad. Se sentó en el borde de la cama y consideró la situación en la que se encontraba. Su dormitorio era muy cómodo, tenía un nuevo vestuario y más dinero del que gastaba habitualmente en un mes. Hasta estaba invitada a una fiesta, aquella misma noche. Para ser una chica que unos días antes carecía de dinero y de acomodo, no podía quejarse. Salvo por aquel hombre imposible. Por Peter Lanzani, el hombre de los ojos verdes.
Ninguna mujer habría sabido cómo tratarlo.
Pero al menos era sincero. O para ser precisos, no le gustaba andarse por las ramas. Lo había dejado bien claro, aunque no le gustara particularmente aunque tuviera la intención de acostarse con ella en cuanto surgiera la oportunidad sólo para satisfacer su deseo. Tal vez fuera el señor de los ciervos y de las águilas, pero su conciencia moral era la de un tigre hambriento.
Sólo tenía una oportunidad, mantenerse alejada de él. Pero no estaba segura de poseer el coraje necesario, ni de que él tuviera la paciencia suficiente como para permitirlo.
Suspiró, se levantó y comenzó a deshacer los paquetes. Escogió unos pantalones azul marino y un jersey blanco, se cambió de ropa y finalmente, contempló el resultado en el espejo. Más tarde se cepilló el cabello y se pintó los labios con una barra de color rosado. Por suerte, el jersey no se ajustaba demasiado a su cuerpo. Peter tenía la sangre demasiado caliente, y no convenía provocarlo.
En cuanto terminó, guardó el resto de las cosas en el armario y bajó las escaleras con nerviosismo.
Al llegar a la planta baja se detuvo, intentando escuchar algún sonido que demostrara la existencia de vida en el lugar. En el recibidor había una puerta entreabierta; se dirigió a ella, con cautela, y llamó. Nadie contestó, de manera que empujó la superficie de madera y entró, conteniendo la respiración.
Sus ojos admiraron los paneles de las paredes, las estanterías llenas de libros, el enorme escritorio y los cómodos y señoriales sillones. En aquella estancia se respiraba un ambiente de intimidad y tranquilidad que aumentó la sensación que tenía de ser una intrusa. Estaba a punto de salir d nuevo cuando vio un grupo de fotografías con marco de plata sobre la repisa de la chimenea. Su curiosidad la empujó a acercarse.
Miró a su alrededor con cierto nerviosismo y caminó hacia ellas.
La primera de las instantáneas mostraba a una pareja de mediana edad que sonreía desde el asiento de un deportivo. Obviamente, eran los padres de Peter; la mujer era bellísima, de ojos oscuros, y podía observarse de nuevo con su marido en la siguiente fotografía.
Peter aparecía en tres. En una debía tener unos diez años, y mostraba con orgullo un pez que había capturado. En otra, se encontraba en un podio, recogiendo algún tipo de trofeo deportivo. Y en la última llevaba una capa y un diploma enrollado.
Estaba a punto de apartarse de la chimenea cuando dos manos aparecieron desde atrás y se posaron sobre sus senos. Rígida por el susto, sintió un aliento cálido en la nuca.

Continuará...

14 comentarios:

  1. A bue!!!! Me imagino que es peter el que se da el tupe de semejante acción!!! más!!

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  2. MasMeEncanto Quisiera Que Subas dos capitulos pordia jeeje

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  3. Hahaja así nos dejas con q le pusieron unas manos :0 espero sea peter mas mas mas

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  4. pues si que tiene sangre caliente Peter si..... es el no?? espero porque sino Peter MATA al que sea jajajjaja

    espero mas nove, lo dije en el blog de Irene hoy os pusisteis otdas de acuerdo para dejar el cap en lo mejor jajajaja es el dia de la intriga y creo que no me he enterao jajajaja

    espero mas nove la verdad que esta muy bien =P BESOSSSS @Inma_06

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  5. gracias!! y supongo que es peter!! porque si no... la que se arma!! . camila

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  6. Quien si no Peter ,podría ser tan osado?,jajaja,solo el .Espero la reacción d lali.

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