Hola, como andan??
El capítulo de hoy va dedicado para Vale primera en firmar! :)
Animo, animo con las firmas!
Un abrazo psicológico!
Besos
_____________________________________________
La calle principal discurría a lo
largo del puerto. Más o menos a la mitad detuvo el vehículo, frente a un gran
almacén con un letrero desgastado que decía Fashion
Imperio Lanzana.
—Sal del coche. Tenemos que hacer unas
cuantas compras —dijo con brusquedad, sin mirarla.
Había aprendido que, cuando hablaba
con aquel tono de voz, era mejor obedecerlo. Salió del automóvil a regañadientes
y lo siguió al interior de la tienda.
A pesar de su destartalado aspecto
exterior, el interior la sorprendió. Era tan moderno como cualquier gran
almacén de capital, bien iluminado y con multitud de prendas de todo tipo,
desde faldas hasta vestidos, pasando por jerséis.
Una mujer morena de ojos brillantes
les dio la bienvenida con una sonrisa.
—Buenos días, Peter —dijo, volviéndose
después hacia Lali—. Usted debe ser la mujer de la que habla todo el mundo.
Anoche dio un buen susto al viejo Gabriel.
La dependienta pareció notar su
confusión, porque amplió la explicación de inmediato.
—Se trata del hombre que la encontró
en las rocas. Después de dejarla en casa de Cristina vino al pueblo a tomar
algo en el pub. Temblaba tanto que tuvo que tomarse cuatro jarras de cerveza
antes de ser capaz de contarnos lo sucedido. Una hora y seis jarras más tarde
tuvieron que llevarlo a su casa y meterlo en la cama.
Peter sonrió con tolerancia.
—Muy bien, Ingrid. Pero no prestes
demasiada atención a lo que se dice por ahí. Ahora tienes trabajo que hacer. La
joven se llama Lali, y no tiene nada en el mundo, salvo la ropa que lleva
puesta. Yo tengo que hacer unas cuantas cosas en el puerto, así que tienes
media hora para darle todo lo que necesite. Si hay algo que no puedas
proporcionarle, llama a Agustín y pide que te lo envíen en el primer barco.
Antes de que Lali pudiera reaccionar, Peter
ya se había marchado. Parpadeó, murmuró una disculpa a la chica y salió
corriendo en su búsqueda.
Peter se detuvo, se volvió y frunció
el ceño.
—¿Qué ocurre?
—¿Y aún lo preguntas? ¡Yo te diré lo
que sucede! No quiero que…
Peter la tomó por los hombros y apretó
con fuerza.
—Deja de gritar. Ingrid está
observándonos desde el escaparate. Y creo recordar que ya te he advertido
acerca de tu comportamiento, ¿no es cierto?
Lali respiró profundamente.
—¿Quién va a pagar todas esas cosas?
—preguntó, en voz más baja.
La pregunta le pareció tan irrelevante
que contestó como si estuviera hablando con una niña.
—Yo, por supuesto. Tú no estás en posición
de hacerlo, ¿no te parece?
—No quiero ropa nueva. Estoy muy bien
con la que tengo. Ya compraré algo más cuando haya conseguido dinero.
—¿Y cómo vas a conseguirlo?
—Trabajando, claro está —contestó,
mirando a su alrededor—. Tiene que haber alguien que necesite una ayudante
temporal.
—Lo dudo. Además, no puedo permitir
que andes por ahí pidiendo trabajo. Tienes una posición que mantener. Creía que
ya lo había dejado claro…
Lali lo interrumpió con otro furioso
susurro.
—Sé muy bien lo que pretendes. Quieres
que te deba tanto dinero que tenga que quedarme varios meses para poder
pagártelo.
La acusación pareció divertirlo.
—No seas ridícula. No le negarías a un
hombre la posibilidad de hacer unos regalos a su prometida, ¿verdad?
—¡No soy tu prometida!
Peter no dejó de sonreír. Pero su tono
de voz sonó amenazador.
—Ya hemos discutido el tema, y no
puedo malgastar mi precioso tiempo. Hasta que decida qué hacer contigo tal vez
no seas mi prometida, pero te comportarás como si lo fueras. ¿Comprendido?
Una simple mirada a las heladas
profundidades de sus ojos verdes bastó para acallarla. La aterraba tanto que no
pudo hacer nada, salvo asentir y decir, en un hilo de voz:
—Sí.
—Tengo un nombre —le recordó—. Úsalo a
partir de ahora.
—Sí, Peter.
—Mucho mejor. De ahora en adelante,
cuando te dirijas a mí lo harás de manera respetuosa. Nadie grita al jefe del
clan. Nadie se dirige a él de malas maneras.
—Sí… Peter.
—Ingrid sigue observándonos —comentó
él, mirando por encima de su hombro—. Estará esperando que demuestres cierto
afecto y gratitud. Y no queremos decepcionarla, ¿verdad?
Un brillo de rebeldía apareció en los
ojos de Lali, pero desapareció de inmediato.
—¿Qué quieres decir?
—Creo que un beso bastará —le informó
en tono burlesco—. Pero tiene que parecer convincente. Pasa los brazos
alrededor de mi cuello y deja que yo haga el resto.
Lali intentó convencerse de que un
beso no le haría ningún daño. Además, no tenía elección. Nadie la ayudaría, y
por si fuera poco era consciente de que no le convenía poner a prueba su
paciencia. Probablemente, era capaz de arrojarla al mar del que había surgido.
Insegura, pasó los brazos alrededor de
su cuello y se puso de puntillas. Al acercarse se sintió súbitamente atraída
por su olor masculino, y observó fascinada su boca mientras descendía hacia
ella. Al notar el contacto de sus labios, cerró los ojos y se dejó llevar; al
cabo de unos segundos la sensación de sorpresa se convirtió en apasionamiento,
en un intenso calor que la invadía de los pies a la cabeza. Sus instintos dormidos
despertaron cuando sintió su muslo entre las piernas, cuando notó que sus senos
se apretaban contra el poderoso pecho de Peter.
Hizo ademán de apartarse. Pero fue el
último gesto de su dignidad. En seguida, desapareció toda resistencia; la
lengua del jefe del clan entró en su boca, y ella abrió los labios, sin
aliento, sucumbiendo a su dulzura y a su sensualidad.
Empezó a responder. Al principio
tentativamente, con lentitud. Y después, con una creciente avidez y con un
deseo desconocido para ella hasta entonces. Se trataba de una apetencia
insaciable que la avergonzaba en parte, pero no le importó en absoluto.
Ciertamente, no era la primera vez que la besaban. Sin embargo, no había
sentido algo así en toda su vida. Era como si sus hormonas hubieran empezado a
correr por sus venas, alocadas, en un mar de champán.
Peter se apartó unos segundos más
tarde. Cuando abrió los ojos, descubrió el gesto de inesperado placer de su
rostro.
—Eres bastante buena besando —murmuró
con voz ronca—. Tenemos que repetirlo cuando tengamos más público. Pero ahora
será mejor que regreses a la tienda, antes de que Ingrid empiece a padecer de
tortícolis por mirarnos todo el tiempo.
El jefe del clan comenzó a alejarse, y
ella se quedó plantada en el sitio, con ojos vidriosos, temblando, sumida en un
mar de emociones contradictorias. Por una parte, estaba el tremendo poder
sexual de aquel hombre; por otra, la vergüenza que sentía al no haberse podido
controlar. O estaba ante un verdadero demonio en cuestiones amorosas o Cristina
había vertido algún brebaje en su té. Ya nada podía sorprenderla.
Respiró profundamente para
tranquilizarse y para que su rubor desapareciera antes de regresar a la tienda.
Ingrid la recibió con una sonrisa de aprobación.
Continuará...
Chan Chan! Mm...que creen que este pensando ahora nuestro querido Petersin? jijij
Besos y que tengan un lindo Viernes! :)
Me ENCANTO EL BESO PERO PETER ES UN CINICO ME CABREA MUCHO Y NOSE K PENSARA DE ESTE PETER PUEDE PASAR CUALQUIER COSA JEJE
ResponderEliminarmmm.... ahora para mantener las "apariencias" van a tener que besarse más seguido je! más!! Me encanta!
ResponderEliminarmas porfa
ResponderEliminarMaaaaas Nooovee!! Me encanta!(
ResponderEliminarMe encanta esta genial mas mas mas mas
ResponderEliminarMas nove, jaja peter le encanto ahora con mas razón se va a casar con ella
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarmassss nove
ResponderEliminarmass
ResponderEliminarsube otro cap
ResponderEliminarme encanta esta nove!!!! . camila
ResponderEliminarPeter va a hacer todo lo posible xk ella no se vaya,aunque tenga k utilizar ,amenazas ,o en su defecto chantajes.
ResponderEliminar