jueves, 6 de septiembre de 2012

"Llegada del Mar" Capítulo 13



Hola, como andan??
El capítulo de hoy va dedicado para Vale primera en firmar! :)
Animo, animo con las firmas!
Un abrazo psicológico!
Besos
_____________________________________________

La calle principal discurría a lo largo del puerto. Más o menos a la mitad detuvo el vehículo, frente a un gran almacén con un letrero desgastado que decía Fashion Imperio Lanzana.
—Sal del coche. Tenemos que hacer unas cuantas compras —dijo con brusquedad, sin mirarla.
Había aprendido que, cuando hablaba con aquel tono de voz, era mejor obedecerlo. Salió del automóvil a regañadientes y lo siguió al interior de la tienda.
A pesar de su destartalado aspecto exterior, el interior la sorprendió. Era tan moderno como cualquier gran almacén de capital, bien iluminado y con multitud de prendas de todo tipo, desde faldas hasta vestidos, pasando por jerséis.
Una mujer morena de ojos brillantes les dio la bienvenida con una sonrisa.
—Buenos días, Peter —dijo, volviéndose después hacia Lali—. Usted debe ser la mujer de la que habla todo el mundo. Anoche dio un buen susto al viejo Gabriel.
La dependienta pareció notar su confusión, porque amplió la explicación de inmediato.
—Se trata del hombre que la encontró en las rocas. Después de dejarla en casa de Cristina vino al pueblo a tomar algo en el pub. Temblaba tanto que tuvo que tomarse cuatro jarras de cerveza antes de ser capaz de contarnos lo sucedido. Una hora y seis jarras más tarde tuvieron que llevarlo a su casa y meterlo en la cama.
Peter sonrió con tolerancia.
—Muy bien, Ingrid. Pero no prestes demasiada atención a lo que se dice por ahí. Ahora tienes trabajo que hacer. La joven se llama Lali, y no tiene nada en el mundo, salvo la ropa que lleva puesta. Yo tengo que hacer unas cuantas cosas en el puerto, así que tienes media hora para darle todo lo que necesite. Si hay algo que no puedas proporcionarle, llama a Agustín y pide que te lo envíen en el primer barco.
Antes de que Lali pudiera reaccionar, Peter ya se había marchado. Parpadeó, murmuró una disculpa a la chica y salió corriendo en su búsqueda.
Peter se detuvo, se volvió y frunció el ceño.
—¿Qué ocurre?
—¿Y aún lo preguntas? ¡Yo te diré lo que sucede! No quiero que…
Peter la tomó por los hombros y apretó con fuerza.
—Deja de gritar. Ingrid está observándonos desde el escaparate. Y creo recordar que ya te he advertido acerca de tu comportamiento, ¿no es cierto?
Lali respiró profundamente.
—¿Quién va a pagar todas esas cosas? —preguntó, en voz más baja.
La pregunta le pareció tan irrelevante que contestó como si estuviera hablando con una niña.
—Yo, por supuesto. Tú no estás en posición de hacerlo, ¿no te parece?
—No quiero ropa nueva. Estoy muy bien con la que tengo. Ya compraré algo más cuando haya conseguido dinero.
—¿Y cómo vas a conseguirlo?
—Trabajando, claro está —contestó, mirando a su alrededor—. Tiene que haber alguien que necesite una ayudante temporal.
—Lo dudo. Además, no puedo permitir que andes por ahí pidiendo trabajo. Tienes una posición que mantener. Creía que ya lo había dejado claro…
Lali lo interrumpió con otro furioso susurro.
—Sé muy bien lo que pretendes. Quieres que te deba tanto dinero que tenga que quedarme varios meses para poder pagártelo.
La acusación pareció divertirlo.
—No seas ridícula. No le negarías a un hombre la posibilidad de hacer unos regalos a su prometida, ¿verdad?
—¡No soy tu prometida!
Peter no dejó de sonreír. Pero su tono de voz sonó amenazador.
—Ya hemos discutido el tema, y no puedo malgastar mi precioso tiempo. Hasta que decida qué hacer contigo tal vez no seas mi prometida, pero te comportarás como si lo fueras. ¿Comprendido?
Una simple mirada a las heladas profundidades de sus ojos verdes bastó para acallarla. La aterraba tanto que no pudo hacer nada, salvo asentir y decir, en un hilo de voz:
—Sí.
—Tengo un nombre —le recordó—. Úsalo a partir de ahora.
—Sí, Peter.
—Mucho mejor. De ahora en adelante, cuando te dirijas a mí lo harás de manera respetuosa. Nadie grita al jefe del clan. Nadie se dirige a él de malas maneras.
—Sí… Peter.
—Ingrid sigue observándonos —comentó él, mirando por encima de su hombro—. Estará esperando que demuestres cierto afecto y gratitud. Y no queremos decepcionarla, ¿verdad?
Un brillo de rebeldía apareció en los ojos de Lali, pero desapareció de inmediato.
—¿Qué quieres decir?
—Creo que un beso bastará —le informó en tono burlesco—. Pero tiene que parecer convincente. Pasa los brazos alrededor de mi cuello y deja que yo haga el resto.
Lali intentó convencerse de que un beso no le haría ningún daño. Además, no tenía elección. Nadie la ayudaría, y por si fuera poco era consciente de que no le convenía poner a prueba su paciencia. Probablemente, era capaz de arrojarla al mar del que había surgido.
Insegura, pasó los brazos alrededor de su cuello y se puso de puntillas. Al acercarse se sintió súbitamente atraída por su olor masculino, y observó fascinada su boca mientras descendía hacia ella. Al notar el contacto de sus labios, cerró los ojos y se dejó llevar; al cabo de unos segundos la sensación de sorpresa se convirtió en apasionamiento, en un intenso calor que la invadía de los pies a la cabeza. Sus instintos dormidos despertaron cuando sintió su muslo entre las piernas, cuando notó que sus senos se apretaban contra el poderoso pecho de Peter.
Hizo ademán de apartarse. Pero fue el último gesto de su dignidad. En seguida, desapareció toda resistencia; la lengua del jefe del clan entró en su boca, y ella abrió los labios, sin aliento, sucumbiendo a su dulzura y a su sensualidad.
Empezó a responder. Al principio tentativamente, con lentitud. Y después, con una creciente avidez y con un deseo desconocido para ella hasta entonces. Se trataba de una apetencia insaciable que la avergonzaba en parte, pero no le importó en absoluto. Ciertamente, no era la primera vez que la besaban. Sin embargo, no había sentido algo así en toda su vida. Era como si sus hormonas hubieran empezado a correr por sus venas, alocadas, en un mar de champán.
Peter se apartó unos segundos más tarde. Cuando abrió los ojos, descubrió el gesto de inesperado placer de su rostro.
—Eres bastante buena besando —murmuró con voz ronca—. Tenemos que repetirlo cuando tengamos más público. Pero ahora será mejor que regreses a la tienda, antes de que Ingrid empiece a padecer de tortícolis por mirarnos todo el tiempo.
El jefe del clan comenzó a alejarse, y ella se quedó plantada en el sitio, con ojos vidriosos, temblando, sumida en un mar de emociones contradictorias. Por una parte, estaba el tremendo poder sexual de aquel hombre; por otra, la vergüenza que sentía al no haberse podido controlar. O estaba ante un verdadero demonio en cuestiones amorosas o Cristina había vertido algún brebaje en su té. Ya nada podía sorprenderla.
Respiró profundamente para tranquilizarse y para que su rubor desapareciera antes de regresar a la tienda. Ingrid la recibió con una sonrisa de aprobación.

Continuará...

Chan Chan! Mm...que creen que este pensando ahora nuestro querido Petersin? jijij 
Besos y que tengan un lindo Viernes! :)

12 comentarios:

  1. Me ENCANTO EL BESO PERO PETER ES UN CINICO ME CABREA MUCHO Y NOSE K PENSARA DE ESTE PETER PUEDE PASAR CUALQUIER COSA JEJE

    ResponderEliminar
  2. mmm.... ahora para mantener las "apariencias" van a tener que besarse más seguido je! más!! Me encanta!

    ResponderEliminar
  3. Maaaaas Nooovee!! Me encanta!(

    ResponderEliminar
  4. Me encanta esta genial mas mas mas mas

    ResponderEliminar
  5. Mas nove, jaja peter le encanto ahora con mas razón se va a casar con ella

    ResponderEliminar
  6. me encanta esta nove!!!! . camila

    ResponderEliminar
  7. Peter va a hacer todo lo posible xk ella no se vaya,aunque tenga k utilizar ,amenazas ,o en su defecto chantajes.

    ResponderEliminar