Buenas Tardes!!! como andan?
No puedo pensar que mañana ya es Lunes...Necesito vacaciones! jajaja
El capítulo de hoy va dedicado para ruizirene897 Primera en firmar! :)
Pequeña aclaración, últimamente hasta mi propia familia me llama Paula, pero es Pauli jij
Recuerden mis queridas lectoras que pueden seguir el blog por Twitter en la aplicación que aparece al lado izquierdo de la pantalla jjeje
Un abrazo psicológico y espero que comiencen con una sonrisa esta semana :)
Besos.
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—No, es cierto —comentó al fin—. Pero
ha sido culpa mía.
—Es una lástima que le haya sucedido
algo así en el extranjero —declaró, tendiéndole la mano—. Me llamo Rodrigo Agüero.
Estoy aquí con mi esposa y con un par de amigos.
Lali estrechó su mano y sonrió con
educación.
—Encantada. Yo soy Lali Espósito.
—¿Ha perdido todo lo que tenía?
—preguntó el hombre, con tristeza.
—Sí, y no sé cómo voy a regresar a
casa. La habitación del hotel está pagada hasta esta noche, pero mañana tendré
que dormir en la playa e intentar encontrar un trabajo en alguna parte.
—Necesitaría un permiso de trabajo. Y
en cuanto a dormir en la playa, no se lo recomendaría. Hay demasiados
individuos extraños por ahí —dijo, pensativo—. Escuche, señorita Espósito… No
sé si le parecerá bien, pero creo que puedo ayudarla. Aunque por supuesto,
depende de usted.
La experiencia le decía que no debía
confiar en ofrecimientos de extraños, sobre todo cuando no había pedido su
ayuda. En general, nadie daba nada a cambio de nada.
Pero el hombre pareció leer sus
pensamientos.
—En realidad, nos haría un favor a mi
esposa y a mí. Tenemos que regresar en barco a Argentina, esta misma noche,
pero nuestra cocinera ha decidido quedarse aquí. Al parecer, se ha enamorado de
un portugués, y no quiere dejarlo. Así que el puesto es suyo si lo quiere.
Sonaba demasiado bueno para ser
cierto.
—Es una oferta muy amable, señor Agüero,
y le estoy muy agradecida, pero temo que no sé mucho de cocina.
—Admiro su sinceridad, pero no debe
preocuparse —rió Agüero—. No esperamos maravillas a bordo del Caprice. Sólo una cocinera normal y
corriente. Y estoy seguro de que será perfectamente capaz de hacerlo.
Una voz interior le decía que tuviera
cuidado. Todo aquello era demasiado fácil, demasiado casual. Sin embargo, pensó
que tal vez estuviera pecando de desconfiada. La oferta del señor Agüero
parecía sincera. Si dejaba pasar aquella oportunidad tendría un verdadero problema
para regresar a Argentina.
—El viaje no durará mucho tiempo
—continuó él, intentando persuadirla—. Y obviamente, nos encargaremos de que
reciba un justo pago por su trabajo.
Lali sonrió al fin, convencida.
—Muy bien, señor Agüero. ¿Cuándo
quiere que empiece?
—Bueno, la llevaré ahora mismo al
barco y se lo enseñaré.
Tomaron un taxi para ir al puerto.
Después, avanzaron por el muelle hasta llegar a una embarcación de buen tamaño.
No sabía nada de barcos, pero podía reconocer el lujo cuando lo veía. Bajo el
puente, había una escalerilla que daba a los camarotes delanteros. El salón y
el camarote principal se encontraban en la proa, y la cocina en la popa. Cuando
bajaron, Agüero abrió una puerta que se encontraba al extremo de la cocina.
—Este será su camarote. Es pequeño,
pero creo que lo encontrará bastante cómodo.
—Es muy bonito —sonrió.
—Bueno… Mi esposa y mis amigos están
de compras en este momento. Tengo que reunirme con ellos en el hotel, para
comer. Pasaremos fuera la mayor parte del día. No creo que regresemos hasta
esta noche —declaró, sacando un papel del bolsillo—. Aquí tiene una lista con
las provisiones que necesitamos. Iba a recogerlo yo mismo, pero será su primer
trabajo. Ahí tiene el nombre y la dirección del proveedor. Ya está todo pagado.
Le daré dinero para que pueda llamar un taxi y podrá ir a buscarlo esta misma
tarde.
Lali dejó de contar lo sucedido y miró
a Peter.
—No cree una palabra de lo que estoy
diciendo, ¿verdad?
—Siga —contestó él, impaciente—. De
momento no sé lo que creo ni lo que dejo de creer.
Lo miró en silencio, enfadada, antes
de continuar con su narración.
—Tenían muchas provisiones. De hecho,
se trataba de cuatro cajas de gran tamaño. Me pregunté para qué necesitarían
tantas cosas para un simple viaje a Argentina. El taxista las dejó en el
muelle, y yo tuve que llevarlas al interior del yate.
Peter la observaba con atención.
—El señor Agüero, su esposa y sus
amigos regresaron a las nueve y media. Me presentó a su mujer y a la otra
pareja y se alejó hacia el puente. Al cabo de unos segundos oí que arrancaba el
motor. Cuando nos alejamos del puerto, bajó y examinó el contenido de las
cajas. Tres estaban llenas de latas de melocotones. Me dijo que las pusiera a
un lado porque eran un regalo para un amigo, pero ya entonces me pareció
extraño. Nadie regala tres cajas de latas de melocotones.
Lali se detuvo un momento antes de
continuar.
—Todo marchó bien hasta anoche. Me
limitaba a desempeñar mi trabajo y mantenerme al margen. No me gustaban las dos
mujeres. A pesar de sus modales y de los aires que se daban parecían dos
mujeres de vida alegre, muy ensortijadas y…
—Olvídate de las mujeres. Sólo me
interesa lo que sucedió anoche.
—Estoy intentando explicarlo.
Respiró profundamente y siguió
hablando.
Una mancha en el suelo de la cocina
llamó su atención. Siguió el rastro hasta las cajas de los melocotones, sacó la
lata que estaba goteando, la abrió y yació el contenido en un bol. De inmediato
se sorprendió. La lata era demasiado grande para la pequeña cantidad de
melocotones que habían caído. Miró en el interior y descubrió que había dos
compartimentos separados. Acto seguido intentó ver si conseguía averiguar lo
que contenía. Un polvo blanco apareció ante sus ojos. Era cocaína, o algo parecido.
—¿Cómo supiste que era droga?
—preguntó Peter.
—Bueno, estoy segura de que no se
trataba de polvos de talco. Nadie se habría tomado la molestia de esconderlos.
—Desde luego —dijo él—. Pero continúa.
—Abrí otra lata con idénticos
resultados. Y de repente, pensé que yo las había subido a bordo. Si la policía
los hubiera detenido al salir del puerto, Agüero habría dicho que no sabía nada
de nada. Habría dicho que me había contratado como cocinera y que yo había utilizado
la oportunidad para traficar con drogas sin su conocimiento. En cualquier caso,
el propio Agüero interrumpió mis pensamientos en seco. Me alcanzó, me apuntó
con una pistola y me encerró en un camarote con la amenaza de regresar más
tarde a ajustarme las cuentas. Pero prefiero no aburrirte con los detalles.
—Quiero conocer todos los detalles
—insistió él—. ¡Todos!
Ella se encogió de hombros.
Continuará...
Tienen que leer lo que sigue que está conversación es muy importante.
ResponderEliminarUna pregunta eres psicóloga o estudias psicología, me gusta que pongas abrazo psicológico, yo soy psicóloga y adoro mi profesión aunque soy humana y tengo errores cómo cualquiera ehh.
Masi_ruth
Hahaha quiero massss esta buenísima pobre lali
ResponderEliminarMe Encanta. Mas!!!
ResponderEliminarasi q se metio en el barco de un narcotraficante... apa.
ResponderEliminary si Peter no la cree es tun idiota, no va a inventarse una historia asi en tan poco tiempo no?? y menos que menos dando todo lujo de detalle como el señor quiere.
aayyyyy espero mas Pauli =) muchos besossssssss @Inma_06
Me encanta más!!
ResponderEliminarpor fa mas nove!!! . camila
ResponderEliminarLa trampa fue perfecta ,Lali cayó redondita.
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